“Le ofrecí toda la plata que tenía, pero lo único que quería era violarme”
Edición Impresa | 21 de Septiembre de 2019 | 03:42

Mariana Roco (24) vive en Villa Elisa, a donde regresa todas las noches después de salir de su trabajo como cuidadora de un abuelo en City Bell.
Ella y su familia son conscientes del riesgo que conlleva volver a su casa cuando las calles están casi desiertas, por lo que adoptan algunos recaudos.
Por ejemplo, su hermana de 28 años va a buscarla en bicicleta a la parada de micros de la Línea 273 que está en 15 y 419, mientras que Mariana acostumbra llevar en su mochila una linterna-picana para defenderse de un ataque, que hasta el jueves a la noche era una eventualidad.
Minutos antes de las 21 de ese día Mariana bajó del colectivo sin sospechar que todo se conjugaría en su contra.
Su hermana no había llegado a la parada a tiempo porque se demoró arreglando una estufa y se encontró allí con un hombre de algo más de 40 años que comenzó a seguirla. Encima, recordó que la linterna-picana había quedado en su casa, porque no tenía batería, dijo ella misma a este diario.
“CALLATE Y CAMINÁ”
Todavía angustiada por el enorme susto que pasó y sin ocultar su miedo a verse envuelta en una situación similar, ayer Mariana recibió a EL DIA en su casa para revelar detalles de un episodio que difícilmene pueda borrar de su memoria.
“Ni bien bajé del micro en 15 y 419”, a 6 cuadras de donde vive con su familia, “vi a este tipo apoyado sobre un poste y enfrente a una chica de poco menos edad que yo. Más tarde supe que este sujeto la había seguido, hasta que ella se dio cuenta y se detuvo en una parada de micros”, mencionó Mariana.
Apenas la vio, el sujeto decidió seguirla. “Hice unos 30 pasos por calle 15, en dirección a mi casa, hasta que miré de reojo y vi la sombra de alguien que estaba cerca. Saqué el celular para llamar a mi hermana y ahí el tipo se me tiró encima, me cruzó un brazo por el cuello y con la otra mano me apoyó una punta en el cuello”.
La joven supo que estaba en problemas, sobre todo cuando el agresor la abrazó “como si fuéramos una pareja y en voz baja me dijo `callate y caminá’”, anticipándole que planeaba llevarla de ese modo “hasta el terreno de 15 entre 50 y 51”.
En ese baldío que, según la chica, “tiene el pasto corto en el frente y pastos altos en el fondo”, se internaron sin que ella pudiera evitarlo. La oscuridad, apuntó, era total.
En ese lote, según reveló la joven, “me encandiló la cara con su linterna-picana, me desabrochó la campera y quiso bajarme el pantalón”.
“picana en las piernas”
Mariana está convencida de que “lo único que le importaba (al atacante) era violarme”, porque ella le ofreció entregarle los 3.000 pesos que poco antes le había dado el padre de su hija para pagar el jardín de infantes de la nena, pero él “agarró la billetera y la tiró al piso. No buscaba dinero”.
Según recordó, el delincuente le ordenó que sostuviera la linterna, pero como ella se negó “me la hizo tomar de prepo. Vi una luz blanca y sentí un ruido característico de las picanas, porque tengo una parecida”, explicó.
Me tapó la boca y tenía guantes. La lana se enredó con los brackets. Creí que me los arrancaba”
Mariana Roco Víctima del ataque
Mientras el depravado pugnaba por desnudarla con una mano haciendo prevalecer su fuerza para consumar el ataque sexual, con la otra le tapaba la boca para que no gritara. Mariana recordó que usaba guantes de lana. Y que en determinado momento logró zafar de esa presión para gritar en un intento por llamar la atención de algún vecino de la zona.
Entonces el sujeto volvió a taparle la boca con una mano: “La lana del guante se enredó con los brackets que tengo en la boca, lastimándome por dentro los labios y haciéndome sentir dolor. Creí que me los arrancaría”, confió.
Para su suerte, la hermana, que salió algo tarde en bicicleta para ir a su encuentro en la parada de 15 y 419, la estaba buscando por la zona y fue quien escuchó los gritos de Mariana, que sirvieron para orientarla hacia ese baldío.
Cerca de la parada donde comenzó la odisea, el 1 de enero una menor fue abusada en manada
“Me llamó por teléfono”, continuó la víctima, “este tipo se puso nervioso y me pidió que apagara el celular. Le hice caso y lo guardé en mi mochila. Pero me sentía más tranquila porque ya había escuchado el pedaleo de la bici de ella”, indicó la chica.
Enfurecido por esa circunstancia inesperada, el sujeto intentó aplicarle a la joven una descarga de picana en el cuello, pero terminó dándosela en la mano, ya que ella se resistía con fuerza. “Después de estar unos minutos aferrada al alambrado de una casa que da a un costado del terreno para que no pudiera llevarme hasta el sector de pastizales altos, me tiré al piso. Y estando ahí me dio picana también en las piernas”, reveló.
Tras torturar unos instantes a su víctima, el depravado le robó la mochila y escapó corriendo. “Se llevó mi celular, la tarjeta SUBE y una bufanda”, precisó Mariana.
En plena fuga, el ladrón se topó con la hermana de la chica, en un tropezón con su bicicleta que lo tiró al piso. “Pero se levantó rápido y ella lo persiguió; un par de veces lo manoteó, pero no pudo detenerlo”, aseguró Mariana, sin pasar por alto que el sujeto se cuidó de taparse la cara todo el tiempo y evitar hablar para que “no pudiéramos reconocerlo”.
Luego llegó un móvil del Comando de Patrullas con efectivos que la trasladaron primero a una unidad sanitaria y luego a radicar la denuncia. “Ahora siento miedo por mí y por otras chicas que puedan ser atacadas por este tipo. Y a ese terreno le deben cortar el pasto e iluminarlo”, reclamó. Por la descripción de Mariana, sería el mismo sujeto que asaltó y violó a una mujer en la madrugada del 22 de agosto en un sendero parquizado de los monoblocks de 3 entre 421 y 422. Por otro lado, el 1 de enero una chica de 15 años fue abusada en manada en 15 y 419.
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