Una pelea entre bandas agitó la tranquilidad de Etcheverry y terminó con una mujer herida

Se desconoce el origen del enfrentamiento, que tuvo su punto álgido en 230 y 45. La víctima fue trasladada al Gutiérrez por un vecino

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Virginia vio cómo su hijo salía a la calle y le gritaba algo ininteligible al pasar. Desde afuera, le llegaron nuevos gritos que habían comenzado a escucharse pasada la medianoche del sábado. La mujer sabía que sus vecinos de enfrente disfrutaban de un asado con amigos, pero algo en ese ruido de voces le llamó la atención. Por eso, “paró la oreja” y permaneció atenta, con la intención de descifrar alguna palabra que le diera sentido al alboroto.

Su turbación explotó con el primer estruendo, al que luego le siguió otro. Eran disparos.

Enseguida pensó en su hijo que acababa de marcharse y dejó inconcluso lo que estaba haciendo para ir a buscarlo. Horas más tarde, Virginia amaneció en el Hospital Zonal de Agudos “Dr. Ricardo Gutiérrez”, con un proyectil alojado en su ingle.

A LOS TIROS EN LA CALLE

Ayer, en la cuadra de Etcheverry donde tuvo lugar el enfrentamiento la calma había retornado. Los chicos corrían por el asfalto como si nada hubiera pasado y el mate iba de mano en mano en las charlas de vereda. No obstante, las pruebas de que, dos días antes, en 45 y 230 se habían tiroteado dos bandas antagónicas, seguían allí. Los números escritos en tiza sobre la cinta asfáltica marcaban el sitio exacto en el que la Policía Científica halló los casquillos de balas.

El hecho, que es materia de investigación, se resume en dos etapas: el inicio de la gresca y su abrupto fin.

En ese sentido, fuentes calificadas le informaron a EL DIA que los dos grupos chocaron entre las 0.30 y la 1 del domingo último, a mitad del pasaje en 230 entre 45 y 46. Hasta ese momento todo se dirimía en insultos y golpes de puño.

El fragor de la batalla los fue llevando hacia 45 entre 230 y 231, un sector de casillas, obras y viviendas incipientes. A unos metros de la esquina de 45 y 230, Virginia oyó las detonaciones y salió a buscar a su hijo.

Uno de los al menos tres balazos que se dispararon esa madrugada le pegó a ella. En tanto, los jóvenes que se peleaban se marcharon con rapidez de la escena, algunos en autos y otros a pie.

“Escuché cómo el hijo gritaba ‘me mataron a mi mamá’ y empezamos a salir de nuestras casas”, contó una de las moradoras que observó el final del drama. Virginia, que estaba lúcida, fue subida al auto de un vecino que la llevó hasta el nosocomio, donde ayer por la tarde fue dada de alta.

Asimismo, una mujer del inmueble lindero al de ella pudo haber corrido una suerte mucho peor: una bala le pasó rozando por el rostro y dio en la pared, al lado de la puerta.

 

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