Según el padre, quiso matar: “Disparó 8 tiros a la altura de la cabeza”
Edición Impresa | 24 de Septiembre de 2019 | 04:08

“Psicópata”, fue la definición que dio Néstor Belmonte, en declaraciones realizadas ayer a la prensa sobre el policía Max Godoy, ex pareja de su hija.
El hombre contó que la relación entre Sabrina y el muchacho se había terminado hace cuatro meses, pero indicó que el oficial no lo aceptaba y desde entonces la “perseguía”.
Según la primera reconstrucción de los investigadores y una toma de una cámara de seguridad de la Municipalidad, Godoy y Sabrina llegaron juntos en el Corsa en la noche del domingo o bien se reunieron en el auto a charlar. La violencia estalló cuando ella bajó tras ratificarle que no volvería.
En medio del dolor, desde la familia de Sabrina reclamaron que la Policía no detectara una respuesta violenta en un efectivo que lleva un arma en la cintura a diario.
Hace un mes, a diez cuadras de distancia de la casa de Sabrina, en un edificio situado en 2 entre 61 y 62, se produjo un cuadro de características similares, según determinaron los investigadores de la Justicia y la Policía.
Durante el mediodía del sábado 24 de agosto fue asesinada de 4 tiros en su departamento , la sargento de la Policía Laura Gutiérrez (30).
La Justicia calcula que el gatillo lo apretó varias veces su ex pareja, el oficial -también de la Bonaerense- Danilo Acevedo (32). El hombre yacía a su lado en la misma escena, con un balazo en la cabeza. Murió a mediados de la semana siguiente en el Hospital San Martín.
Las historias tienen puntos en común: policías como presuntos agresores que no aceptaron la ruptura.
En el caso de Acevedo, arrastraba la negativa desde hacía varios meses, tras plantear un corte en la relación con Gutiérrez. A las pocas semanas se arrepintió, pero ya era tarde.
Su ex nunca aceptó volver y el hombre parecía resignado, buscando una nueva vida. Según los investigadores, aquel mediodía de sábado en que atacó a Laura llegó en su auto con la noticia de que el Ministerio de Seguridad le había concedido un pase de servicios a Mar del Plata, cerca de su Tandil natal, a donde aspiraba volver. Cuando entró la Policía al departamento había manchas de sangre junto a los cuerpos.
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