Ringuelet: un sodero se resistió a un asalto y recibió un disparo en el pecho

Ocurrió en 519 entre 3 y 3 bis, cuando la víctima estaba haciendo el reparto entre los vecinos. Una clienta dio aviso a la Policía y asistió al hombre en la calle. Buscan al culpable con las imágenes de las cámaras

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Como todos los lunes a las 13.20, Narciso González Padilla (58) llegó a la casa de Silvia, situada en 519 entre 3 y 3 bis, para cambiar los bidones de agua vacíos por unos llenos. La rutina habitual para el servicio de venta de agua y soda indicaba que él descendería de la camioneta para intercambiar algunas palabras con la vecina y cliente, a quien conoce desde hace años.

Por una causalidad, esta vez el periplo fue otro. Quien bajó del vehículo -estacionado a unos metros de la vivienda, para el lado de 3 bis- fue su compañero, en tanto que Narciso se quedó en la cabina resolviendo otras cuestiones de la jornada laboral.

Por esa circunstancia, Silvia aprovechó para hacerle un chiste y le gritó: “¡Me dejaste en banda!”. No obstante, la transacción se produjo con la misma naturalidad de siempre, aunque con algo menos diálogo entre las partes.

Bidón en mano, el joven acompañó a la mujer hacia el interior de la cochera; ella le pagó y el sodero se dio vuelta para volver al rodado y seguir con el reparto.

En la calle se escuchaba el griterío de los chicos que salían de la escuela y algunas bocinas de autos. En medio de ese ruido, uno en particular se destacó. Fue un único sonido, seco. Un disparo.

“NO SIENTO EL BRAZO”

Los hijos de Silvia se percataron de que algo malo había ocurrido. “Yo ni me di cuenta, fue una secuencia muy rápida y estaba con otra cosa”, señaló la mujer en diálogo con este diario.

Segundos después del estruendo, la campana del timbre la despabiló. Era el chico, que con la desesperación dibujada en el rostro le pidió ayuda. Entre dos lo sentaron en una silla, mientras la vecina llamaba al 911.

“No siento el brazo”, alcanzó a susurrar Narciso. En sus ropas no se veía sangre y no podían determinar el lugar de ingreso del proyectil. Por el comentario del hombre creyeron que la bala se había alojado en el miembro superior izquierdo.

La ambulancia “tardaba” y Narciso “se estaba poniendo blanco”, explicó Silvia. Entonces decidieron trasladarlo ellos hasta el hospital Gutiérrez. Antes, en medio de esos minutos de espera interminable, les contó lo que acababa de pasar.

Así, supieron que “un muchacho” se le acercó e intentó robarle, que él se resistió al atraco y en consecuencia recibió un tiro. Según lo aportado por otros frentistas, el delincuente escapó por 3 bis en dirección a 518, donde lo aguardaba un presunto cómplice.

Con esa información, los investigadores analizaban las imágenes de las cámaras de seguridad apostadas en la zona. Buscaban precisar el trayecto realizado por el ladrón y su compinche. Asimismo, investigan si los asaltantes ya lo tenían apuntado y lo seguían con ese fin.

“Narciso es un amigo de la familia, nos conocemos desde hace años. Es una locura esto que pasó”

Silvia
Clienta del herido

 

En tanto, fuentes oficiales revelaron que González Padilla se fue intervenido en forma quirúrgica y se encuentra fuera de peligro. Presentaba un orificio de entrada en la zona del tórax, debajo del hombro izquierdo.

Este medio se comunicó con la empresa Saint Michel, con domicilio en Etcheverry. A esa hora, “todos” se encontraban “acompañando a Narciso” en el sanatorio, se indicó.

Por la tarde, cuando el incidente todavía estaba “fresco”, Silvia señaló que “tenemos una amistad de años, porque él hace tiempo que viene a traernos agua y soda. Lo único que quiero es que salga todo bien”, dijo.

“Mirá cómo será de responsable con su trabajo”, destacó la mujer, “que antes de salir nos pidió avisarle a la empresa que dejaba la camioneta acá, porque el peón no tiene permiso para manejarla”.

También le solicitó que sacara “la mochila del nene”, que había quedado sobre el asiento. Por otro lado, remarcó “el trabajo que hizo la Policía, que la verdad se portó muy bien. Lo quieren agarrar, esto no es un juego”.

ASALTO EN 10, 523 Y 524

Unas horas después del violento episodio, una mujer de 72 años fue asaltada en su inmueble por un sujeto que la sorprendió mientras ella “dormía la siesta”, indicaron fuentes oficiales.

El hecho tuvo lugar en una finca de 10 entre 523 y 524. Conforme a lo revelado por los investigadores, el asaltante ingresó tras forzar una de las ventanas del lugar. No obstante, lo hizo con mucho cuidado para no alertar a la dueña ni a los vecinos de la cuadra.

Una vez consiguió llegar al interior de la edificación, recorrió las habitaciones hasta dar con la propietaria. Se desconoce si creyó que no había nadie. Lo cierto es que la redujo sin problemas y sin tener que recurrir a la violencia.

Por su parte, la damnificada se sorprendió pero actuó tranquila y le entregó lo que el desconocido le exigía: dinero en efectivo y elementos de valor. De esa forma, el ladrón huyó de la escena con “algunos billetes, una cámara Nikon, una notebook Dell y otras pertenencias”, detalló un portavoz de la investigación.

La mujer le avisó a su hijo lo acontecido y fue él quien hizo la denuncia en la comisaría sexta.

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