Un secuestro, todavía en el recuerdo cercano

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Los robos, en casos sangrientos, a los repartidores constituyen un capítulo voluminoso de la inseguridad en la Región.

González Padilla ya sufrió a los delincuentes en otras oportunidades.

“Hace dos años lo secuestraron en la camioneta y lo pasearon por la ciudad, le robaron y lo terminaron largando”, relató un compañero del sodero de Saint Michel.

En tanto, a su hijo Gustavo, quien sigue sus pasos, cumpliendo las mismas funciones en la compañía proveedora de agua y soda, lo asaltaron en dos oportunidades. Ambas fueron en el transcurso de una semana, el año pasado.

En esa línea, una fuente de la empresa contó que este tipo de situaciones delictivas son “comunes” y que les han “robado unas cuantas veces” a los empleados encargados de realizar el reparto a clientes y comercios.

 

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