Opiniones cruzadas en el barrio

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Una vecina del geriátrico clandestino contó a este diario que funciona en ese lugar desde “hace alrededor de 10 años y ya fue clausurado en otras ocasiones, posiblemente porque han denunciado que no está habilitado”, refirió Vanesa Mori Cortes (31).

La joven aclaró no estar al tanto de “lo que sucedía adentro”, aunque mencionó que “los abuelos recibían visitas de familiares”. Y consignó que “ahora está cerrado y se los llevaron a todos”.

Por su parte, un vecino que vive al lado del geriátrico y pidió no ser identificado aseguró que “no hace mucho” hizo un trabajo de pintura en esa propiedad y “todo era normal. Duermen, a lo sumo, dos por pieza, les dan sus comidas, están bien calefaccionados y además reciben visitas de familiares, que hasta pueden llevarlos y luego traerlos sin problemas”, relató, convencido de que “se dijeron muchas cosas que no son ciertas. Si los abuelos hubieran sido maltratados se lo hubieran contado a sus parientes o ellos mismos lo hubieran denunciado”, especuló.

Eso fue justamente lo que pasó el martes en las oficinas de la Anses. Con respecto a esta jubilada, el vecino aseguró que “hace menos de un mes que está acá, vivía en la calle y no tiene familiares que puedan cobrarle sus haberes”, antes de argumentar que por ese motivo la imputada “le tramitó el poder. La conozco (a la detenida) y no creo que haya querido estafarla. Inclusive, la abuela no quiso denunciarla cuando fueron a la comisaría”, indicó. La causa avanza, a cargo del fiscal Hugo Tesón.

 

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