La cuadra en estado de conmoción, con recuerdos sobre la última charla de vecinos

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Pasó poco más de una semana de la masacre y la cuadra de 523 entre 164 y 165 sigue vallada, con presencia policial en las esquinas. Además, una cinta perimetral indica la prohibición de acceso a la casa del horror. La zona de exclusión coincidía ayer, con un ambiente de quietud que se destacaba aún en una localidad situada a varios kilómetros del casco urbano de La Plata. Solo se movían los policías.

Para ver un vecino o una vecina hay que esperar un buen rato. La paciencia devuelve gestos y palabras que indican una fuerte conmoción tras 8 días del hallazgo los tres cadáveres en medio de una laguna de sangre. Mario Servin (40) vive en el chalet contiguo a la casa de la pareja asesinada junto a la nieta de la mujer. La acusación contra E. -también su vecino- lo sorprendió: “Por la imagen que siempre tuve, parece un pibe sin maldad”, evaluó. Sobre Graciela Holsbak, indicó que “era de carácter, pero una buena mujer. No supe que tuviera problemas con algún vecino. Lo mismo que su pareja”.

Servin dijo que el barrio todavía siente el impacto. El hombre vio a la pareja “luego del brindis por el Año Nuevo, en la puerta, mirando los fuegos artificiales”. Por su parte, Nora Ramírez (69), recordó “la pareja estuvo charlando con vecinos hasta las 3 de la mañana, porque fueron a ver la quema del muñeco a la plaza de 520 y 171, donde también estuvo el hijo”.

 

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