El comercio de animales salvajes, bajo la lupa

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SHANGHAI

El virus del SARS, transmitido por los animales, puso de manifiesto en 2003 el peligro que entraña el comercio de ejemplares salvajes, una práctica muy extendida que, según los científicos, representa un serio riesgo para la salud humana, como lo demuestra la aparición de un nuevo coronavirus en China.

Como el SARS (Síndrome Agudo Respiratorio Severo), este nuevo coronavirus, que ya causó más de 50 muertos y afecta a casi 2.000 personas, tendría su origen en los animales salvajes vendidos para el consumo humano.

Aunque todavía no se determinado con certeza el origen de la epidemia, las autoridades sanitarias chinas apuntan hacia las especies salvajes que se vendían de forma ilegal en el mercado de Wuhan, en el centro de China. En ese mercado, se vendían animales vivos tan variados como ratas, coyotes y salamandras gigantes.

Ayer, Beijing prohibió de manera temporal el comercio de fauna salvaje. El comercio de carne procedente de estos animales, además de contribuir a la destrucción de hábitats, pone a los humanos en un contacto cada vez más estrecho con los virus de los que son portadores y que se pueden propagar rápidamente en nuestro mundo ultraconectado, explican desde EcoHealth Allance, ONG especializada en la prevención de enfermedades infecciosas.

MUCHOS VIRUS NO DESCUBIERTOS

Se estima que existen más de 1,7 millones de virus no descubiertos en la fauna salvaje, y casi la mitad de ellos podrían ser nefastos para los humanos.

Por tanto, las pandemias serán cada vez más frecuentes, ya que los humanos están cada vez más en contacto con animales portadores de esos virus. Éstos forman parte de nuestro entorno, aunque el número de virus que se transmiten de animales a humanos invita a reflexionar.

El origen animal de varias enfermedades infecciosas aparecidas desde los años 1980 se ha identificado: la civeta -un carnívoro pequeño- en cuanto al SARS, que causó cientos de muertos en China y Hong Kong en 2002-2003; el murciélago respecto al Ébola y el mono está en el origen del VIH (virus del Sida).

La carne de ave y de ganado puede estar en el origen de enfermedades como la de Creutzfeldt-Jakob o la gripe aviar. Aun así, el consumo de carne procedente de estos animales no tiene por qué ser peligroso necesariamente, pues la mayoría de los virus mueren cuando el portador fallece.

Sin embargo, se pueden transmitir elementos patógenos a los humanos durante su captura, transporte o sacrificio, sobre todo si se realizan en condiciones sanitarias precarias o sin equipos de protección. (AFP)

 

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