Albergues relanzados y guardavidas requeridos

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Alejandro Castañeda

afcastab@gmail.com

Otra vez son noticia los albergues transitorios, sitios con mala prensa y buenas recompensas. Integran el grupo que reúne los más sacrificados y los más postergados. Se quedaron con el peor turno. En medio de una epidemia que ha prohibido las cercanías, los telos por supuesto tienen poca esperanza de salvarse. Para evitar sospechas, nadie se atreve a reclamar su apertura. Ni siquiera cuentan con un mínimo protocolo. Sus clientes más empecinados han perdido la esperanza de poder recuperar ese placer contra reloj que se fue quedando en lista de espera.

Esta semana se supo de un gesto de rebeldía de los albergues marplatenses. Como están hartos de ver sus camas y sus cajas vacías, los empresarios decidieron reabrir de prepo sus refugios amorosos, aunque saben que el estricto aislamiento hogareño ha convertido a sus mejores clientes en cónyuges resignados y caseros. La cuarentena ha diezmado el plantel de infieles. La trampa es presencial o no es. “El amor es lo contrario a la higiene”, como dice Helena Fizgerald. Y los usuarios del sexo por hora no tramitan permisos porque se saben siempre furtivos, nunca esenciales.

La costa atlántica se prepara para una temporada prometida pero aún incierta. En los balnearios no saben qué hacer para complacer a los infectólogos. El plan vacacional todavía es absolutamente provisional. La evolución de la maldita peste definirá el rumbo del verano. Los anfitriones esperan que la Provincia vaya guardando algunos muertos hasta la semana santa para no estropear la temporada. El gobierno sabe que la cuarentena estricta ya no se respeta y que cada vez hay menos obedientes. El vecindario está seco y asustado y vigila el bolsillo antes que la fiebre. La vicegobernadora Verónica Magario dio algunos detalles sobre unas vacaciones posibles: “Se está estudiando que la próxima temporada veraniega empiece en diciembre y termine en abril”. Eso sí, habrá que convencer al sol y al otoño para que se ponga a altura de este decreto.

En las playas se deberá observar una distancia prudencial y habrá que pedir perdón si la ola te arrastra hasta cercanías contagiables. Carpas y sombrillas serán alcoholizadas a cada rato. La Federación Argentina de Guardavidas les presentó a las autoridades el protocolo de seguridad e higiene que contempla las medidas que se adoptarán cuando haya que hacer un rescate en el mar. Llama la atención algunas precauciones: “los guardavidas deberán colocarle un barbijo a la víctima en el rescate”, aunque aclaran que “siempre que el contexto lo permita”. El documento promete el respeto “absoluto de la correspondiente distancia social” y la prohibición del ingreso de personas ajenas “a los puestos” de los guardavidas. Por otro lado, toda víctima será considerada “infecto-contagiosa”, por lo tanto el guardavidas deberá llevar encima “los equipos de protección individual necesarios para realizar cualquier atención sanitaria que exija respetar que no haya menos de dos metros de distancia”. Es decir, cuando se ve que un bañista se está ahogando, antes de salir corriendo, el guardavidas deberá revisar pertrechos, repasar los pasos de distancia, llevar dos barbijos (uno para él y otro para el desesperado) y empezar a salvarlo sin toquetearlo mucho.

Asimismo, en una situación extrema, en la que no se disponga de material, se intentará “establecer comunicación con la víctima desde una posición que evite que ninguno de los intervinientes (guardavidas y víctima) esté expuesto a las exhalaciones del otro, utilizando un método de remolque adecuado para ello”.

Como se ve, un operativo complejo y trabajoso que a los cuidadores les exigirá, no sólo estar alerta y nadar rápido, sino también tener, antes de empezar a socorrer, el botiquín, el ánimo y el contexto bien al día.

Hay que aprender a salvar algo porque todo anda a las boqueadas. Tenemos una moneda nacional que no hace pie ante el oleaje arrasador del dólar. Hay mar revuelto y los ministros guardavidas sueñan con rescatar al peso, “siempre que el contexto lo permita”. ¿Alguna vez llegarán buenas noticias a estas playas donde sobran ahogados y faltan socorristas?

“Los guardavidas deberán colocarle un barbijo a la víctima en el rescate”

 

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