Sorpresa, bronca y un mal crónico que vuelve a instalarse en La Plata

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Quizás algún automovilista se haya desacostumbrado durante la pandemia. Pero ayer, de buenas a primeras, la realidad le recordó que lanzarse a recorrer los poco más de 50 kilómetros que separan nuestra Ciudad de la capital federal sigue siendo una aventura de duración incierta. La ruleta de las demoras volvió girar para los usuarios de la Autopista, que otra vez padecieron por la lógica de quienes, para expresar sus demandas, perturban el quehacer de miles de automovilistas. Llegar tarde al trabajo o perder un turno son padecimientos a los que, con bronca, deben resignarse los conductores. Eso pese a que, como se ha sostenido en este diario, las calles existen para circular sin pedir permiso ni rendir tributo a nadie: el legítimo derecho de peticionar debiera ejercerse sin impedirle al otro el ejercicio pleno de sus facultades ciudadanas.

 

 

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