Audaz asalto en José Hernández: ataron y amordazaron a dos chicos en su casa

Fue en 132c y 506. Las víctimas, de 13 y 16 años, resultaron ilesas. En tanto, en Arturo Seguí alertan por robos recurrentes

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Martes, 13 horas. En la casa de 132c y 506 hay dos adolescentes, menores de edad, que en circunstancias normales deberían estar en la escuela. Minutos antes vieron pasar el rondín de la seguridad privada del barrio, que dio la vuelta a la manzana. Afuera ocurre algo que traerá consecuencias inmediatas, pero a lo que ellos están ajenos. Dos hombres cortan el alambrado perimetral en el sector que da a 506, mientras un tercero los espera dentro de un vehículo. En un instante los intrusos recorren los pocos metros del jardín exterior y se colocan debajo de la ventana rectangular que da al comedor.

Seguramente alguno espía; ve a uno de los chicos y le hace una señal a su cómplice, que corre la hoja que estaba semiabierta y se mete por el estrecho hueco. Lo sigue el otro y juntos se encaraman hacia el objetivo, al que reducen sin problemas. Después hacen lo mismo con su hermano.

Ninguno de los moradores tiene tiempo a reaccionar. Los delincuentes no utilizan la violencia física, pero son precisos en su control. Maniatan a los jóvenes con un alargue que había en el inmueble y el de 13 no puede contener el llanto, entonces los amordazan.

Los ladrones visten de negro, tienen colocados tapabocas y guantes. Uno es “gordito” y es el más calmo. El “jovencito”, en cambio, se comporta de forma alterada y amenaza a los retenidos con “matarlos”. Mientras éste se queda con ellos, su compinche recorre toda la propiedad. Revisa con rapidez las habitaciones y empieza a cargar lo que más a mano tiene: dos televisores, una PlayStation, computadores y teléfonos celulares (al menos, es lo que los damnificados reconocieron como faltantes a simple vista).

Pasan todo por donde entraron, suben al vehículo y escapan. El atraco no dura más de 20 minutos. Cuando oyen el chirrido de las ruedas, los adolescentes consiguen desatarse y salen a calle a pedir ayuda. Un vecino los escucha, toca la alarma vecinal y llama a la mamá de los chicos.

La mujer llega antes que la Policía e intenta consolar a sus hijos, que están muy asustados. El grupo de WhatsApp del barrio Don Carlos se llena de mensajes, porque temen que el robo se replique en los días venideros. Claro, tienen el antecedente de lo sucedido entre junio y julio de este año, cuando se vivió una ola de entraderas salvajes, con golpes y saqueos. La urbanización abierta está comprendida entre las calles 507 y 501, de 132 a 136. Los golpes a mediados de año se dieron en una finca situada en 135 entre 506 bis y 507, en otra de 506 bis entre 133 y 135 (sería la misma banda). De esta última se llevaron 50 mil pesos y 5 mil dólares.

“Es increíble que hayan hecho esto a la luz del día, con toda la gente que pasa por acá. A esa hora hay runners, ciclistas, gente caminando. Y salieron cargados con cosas grandes.... ¿a nadie le llamó la atención?”, reflexionó la dueña de casa en diálogo con este diario.

El interior de la casa estaba como lo habían dejado los malvivientes, porque aguardaban el arribo de la policía científica. Por ese motivo, explicó la damnificada, “todavía no sabemos con certeza qué nos robaron”. Las autoridades analizaban las cámaras de seguridad para lograr identificar el vehículo utilizado y a los autores del hecho.

UNAS 80 FAMILIAS EN VILO

José Hernández no es el único sector de la zona norte que se vio atacado por el delito en las últimas horas. En Arturo Seguí, en la zona delimitada por en la zona de 413 a 411 y de 139 a 141 los frentistas aseguran que tienen “miedo de salir a la calle, a toda hora y ni hablar cuando cae la noche”. La situación afecta “a unas 80 familias” que “ya no saben qué hacer para vivir tranquilos”, adujeron.

Evangelina, una de las moradoras de la vecindad, reveló que las modalidades van desde arrebatos callejeros hasta asaltos armados perpetrados por motochorros. “Hace dos semanas que estamos padeciendo asaltos violentos en nuestras casas; uno en 139 entre 413 y 411 donde ataron a una mujer y a sus hijas, robaron gran parte de las cosas que había en la casa y se fueron en un auto que los esperaba en la esquina”, contó. Y otro en 413 y 141. Allí, “cinco tipos en moto se metieron en la casa para robar”. Evangelina reclamó que “parece zona liberada y estamos muy preocupados, organizando una convocatoria para reclamar por esta situación. Un sector de nuestro barrio tiene alarmas vecinales pero ya ni eso sirve”.

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