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Información General |DESARROLLO Y PRUEBAS EN EL HOSPITAL MILITAR

Vacuna en primera persona: el voluntario platense que participa del estudio de Pfizer

Facundo Poch tiene 23 años y es uno de los elegidos entre los casi 20 mil postulantes que se anotaron para recibir la dosis. “Me anoté ni bien supe de esta posibilidad”, contó

Vacuna en primera persona: el voluntario platense que participa del estudio de Pfizer

Facundo Poch es de Los Hornos, fana del pincha, y voluntario / D. Alday

23 de Noviembre de 2020 | 02:45
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Lo primero que le dijo Marcelo, su padre, fue que estaba completamente loco. Pero Facundo Poch le aseguró que no tenía de qué preocuparse y le detalló paso por paso lo mismo que los vacunadores del Hospital Militar le habían explicado cuando le aplicaron la dosis de la vacuna Pfizer. “A mi vieja tampoco le gustó la idea –cuenta ahora Facundo-. Por eso les dejé bien en claro que no había ningún tipo de riesgo, nada de nada. Era una forma de ayudar, de dar una mano en medio de esta locura. Desde un primer momento te detallan todo el procedimiento y te cuentan todas las etapas para que estés tranquilo, sin dudas”.

Criado en Los Hornos y fanático de Estudiantes de La Plata, Facundo tiene 23 años y es uno de los voluntarios de nuestro país elegidos entre casi 20 mil postulantes para aplicarse la vacuna que las compañías farmacéuticas Pfizer Inc. y BioNTech SE. desarrollan y prueban por estos días en el Hospital Militar de Palermo en una carrera contrarreloj.

“Me anoté ni bien supe de la posibilidad, pero la verdad es que no creía que me fueran a llamar –recuerda Facundo, que ya se aplicó las dos dosis y asegura no haber sentido ningún malestar-. A los veinte días de haberme postulado online, me llamaron y me vinieron a buscar con un auto para que vaya a hacer las pruebas”.

Era un domingo de fines de agosto, bien temprano y cuyo recuerdo Facundo lo describe como si lo estuviera viendo: “Lo primero que hicieron fue explicarme en una oficina del tercer piso del hospital cómo sería todo el procedimiento, paso por paso, y preguntarme si estaba de acuerdo para firmar un contrato con ellos. A partir de ahí, vinieron una serie de estudios como extracción de sangre, peso y estatura. Una vez que completaron esta etapa, me llevaron a hisopar en otro sector del complejo. Cuando el testeo me dio negativo, me llevaron a unos ‘boxes’ donde había otros voluntarios y finalmente me aplicaron la vacuna”.

Las pruebas de Pfizer, como ocurre siempre en estos casos, fueron realizadas bajo lo que denominan un estudio doble ciego randomizado, es decir que un grupo de voluntarios recibe una dosis real y otro, en cambio, una solución salina o placebo.

“En el consentimiento que te dan para firmar aclaran que es una moneda al aire –cuenta Facundo-. Uno no sabe qué recibe, pero tampoco ellos tienen la información de lo que te están aplicando. En mi caso no sentí ni el pinchazo y esperé media hora para ver si tenía algún efecto adverso. Pero nada: ni mareos ni náuseas. Como estaba todo bien, me dieron un celular con una aplicación especial para que a partir de ese entonces ellos pudieran hacer el seguimiento de mi caso”.

En ese celular, que recibe cada uno de los voluntarios que se aplica la vacuna, Facundo tiene que cargar una vez por semana los datos sobre cómo se siente e informar eventuales síntomas y enviarlos para el monitoreo de la farmacéutica. “Pero si te sentís mal de golpe o tenés alguna duda hay un teléfono para llamar de inmediato –aclara-. Incluso te dan hasta el número telefónico de Fernando Polack para que te quedés tranquilo… Por suerte yo jamás tuve fiebre ni dolor de cabeza ni nada.”

Un mes más tarde de la primera aplicación, en septiembre, Facundo regresó al Hospital Militar para recibir la segunda dosis de la vacuna (o del placebo, quién sabe). “Tampoco esa vez tuve algún síntoma –cuenta-. En octubre volví a ir para que me sacaran sangre y me hisoparon otra vez. Y ya me informaron que tengo que regresar en marzo para una nueva extracción de sangre”.

El proceso de las pruebas durará, en total, casi dos años, aunque los voluntarios, según se les aclara en un primer momento, pueden abandonar el estudio cuando quieran. No reciben dinero, pero sí cobertura médica y el compromiso de la farmacéutica para aplicarles la vacuna de Pfizer en caso de haber recibido el placebo.

“Noté mucho entusiasmo en los médicos y nos tienen todo el tiempo al tanto de los avances que obtienen las pruebas”, asegura Facundo, quien no duda en destacar “la atención excelente y el acompañamiento de todo el personal científico que está trabajando en el hospital. La verdad es que estoy contento con haberme anotado y súper feliz de que me hayan elegido. Qué se yo. Siento que por un tema de azar puedo ser uno de los privilegiados de tener la vacuna antes que otras personas y, encima, ayudar y poner mi granito de arena para que podamos tener una vacuna lo antes posible”.

LA VACUNA

Los postulantes inscriptos para la prueba ya recibieron las dos dosis que fueron “muy bien tolerada por todos los participantes”, según se informó oficialmente desde la farmacéutica.

Esta vacuna, como se explicó, contempla dos dosis con un intervalo de 21 días entre una y otra, y adicionalmente el estudio prevé el seguimiento de los pacientes durante dos años con visitas programadas al Hospital Militar Central, el centro médico donde se desarrolla la prueba en nuestro país.

“Siento que puedo ser uno de los privilegiados de tener la vacuna y, encima, ayudar”

 

La vacuna está basada en la tecnología del ARN mensajero, que lleva instrucciones de ADN para que las células del cuerpo humano generen ciertas proteínas protectoras. La misma comenzó sus ensayos en Alemania a fines de abril y en EE.UU. a principios de mayo. El proyecto del laboratorio norteamericano Moderna está basado en la misma tecnología.

El primer estudio de Pfizer y BioNTech, es bueno recordar, incluyó a 45 adultos de entre 18 y 55 años y en él se probaron distintas dosis de la vacuna que, según las empresas, produjeron anticuerpos superiores a los de pacientes recuperados de Covid-19. En un comunicado, la jefa de investigación y desarrollo de vacunas de Pfizer, Kathrin Jansen, dijo que los datos clínicos son positivos y que los trabajos se están llevando a cabo con la máxima urgencia. La vacuna, según especificaron desde las compañías, fue en general bien tolerada, aunque en algunos casos causó fiebres y dolores locales donde fue inyectada, pero sin que se detectase ninguna reacción grave. Las dos compañías usaron esta información para llevar a cabo una prueba mucho más amplia, con hasta 30 mil participantes, que ya está en marcha en Estados Unidos, Brasil, Argentina, Alemania y distribuidas en 120 locaciones a nivel global.

 

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