Cómo fueron las últimas horas de Diego Maradona en su casa de Tigre

Martín Cabrera

Diego Maradona murió en su casa de San Andrés. Estaba solo y los primeros en encontrarlo fueron su psiquiatra y psicóloga. Fue un paro cardiorespiratorio y la partida de defunción marcará las 12 horas del miércoles 25 de noviembre de 2020.

Los últimos días suyos no fueron buenos. "Estaba triste y muy deprimido", contaron desde su entorno. Casi que no salía de su pieza y cada vez costaba más que saliese a caminar con su enfermera personal. "No era él", describieron.

Quienes estaban en contacto le hablaban de fútbol, pero en los últimos días ni siquiera prestaba atención. Apenas algunos comentarios y pocos chistes. 

Hoy se despertó a las 7:30. Maxi, el asistente que vivía con él, le dio la medicación matutina y le preparó el desayuno. Pero Diego, que no mostraba ninguna señal que presagiase este dramático desenlace, no era el mismo de antes.

Desde que se mudó de Brandsen a Tigre su rutina cambió. Se despertaba más temprano y estaba mucho más custodiado que antes. Nada de alcohol ni excesos. Tampoco visitas que pudiesen prolongar su noche. "Se dormía temprano", revelaron.

Hoy, luego de tomar la medicación decidió acostarse. No estaba de ánimo ni para recibir visitas. Incluso el abogado Matías Morla iba a ir a visitarlo pero cuando se enteró de su semblante decidió quedarse en su oficina. 

A las 11 llegaron su psiquiatra Agustina y su psicólogo Charly. Todos los días tenían un encuentro para monitorear su tratamiento, que incluía menos medicación que antes. Pese a que les dijeron que no quería ver a nadie igual entraron en su habitación. En ese momento se escuchó el primer grito: "Diego no respira".

De inmediato se llamó a una ambulancia de Swiss Medical. En el mientras tanto un vecino, que es médico, se acercó para realizarle tareas de reanimación. Pero no pudieron revertir su cuadro. Diego estaba muerto y pese a los intentos y electro shocks no mejoró. Ni siquiera pudieron entubarlo. 

La primera en llegar fue su hija Gianina. Entró gritando y llorando. Al teléfono estaba su mamá, Claudia Villafañe y su hermana, Dalma. Serán ellas, ahora, las que decidan cómo continuará este, el día más triste en Argentina en muchos años.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE