Carlos Alberto Tori

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Fue ingeniero químico y desarrolló una larga y prolífica trayectoria como investigador, pero su mayor mérito, ese en el que coinciden en destacar quienes lo conocieron, fue su calidad humana, guiada siempre por firmes principios. Carlos Alberto Tori falleció cuando faltaban muy pocos días para que cumpliera 74 años.

Había nacido el 7 de noviembre de 1946 en esta ciudad, y era hijo mayor de José Francisco Tori (empleado público) y María Isabel Uthurriague (maestra del Normal 1). Creció junto a su hermana, Marisa.

Completó la educación primaria en la Escuela 8, y la secundaria la cursó en el colegio industrial Albert Thomas, de donde egresó en 1965 como técnico químico. No bien se recibió, comenzó a trabajar en la CIC y de forma paralela a ese empleo realizó los estudios universitarios en la UTN. Se graduó de ingeniero químico.

Ya con la obtención del título superior ingresó al CONICET, puntualmente al Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas -INIFTA-. En ese centro científico se desempeñó hasta jubilarse.

Tuvo varias pasiones a las que se dedicó con singular fervor: la naturaleza, especialmente el mundo animal, sobre el que le fascinaba aprender; la astronomía, que lo hizo ser un asiduo visitante al Observatorio del Bosque; la pesca, compartida en los primeros años con sus amigos y luego, al correr el tiempo, con sus hijos; y Estudiantes de La Plata, con cita ineludible en la cancha de la avenida 1.

Su lugar en el mundo, el que se elige para los viajes familiares en época de vacaciones era cualquiera sitio del país que le ofreciera el paisaje de montaña.

Con una personalidad fuerte, recto en valores, de gustos y gestos sencillos, no le gustaba hacerse notar. Por sus virtudes, conservó profundas amistades, la mayoría de las cuales se habían originado en el colegio secundario, el servicio militar y la Universidad.

A Irene Ibañez, su esposa, la conoció en el barrio, cuando todavía eran los dos muy jóvenes. Con el tiempo la conquistó; se casaron en 1971 y formaron una gran familia, que incluyó seis hijos: Sebastián (arquitecto); Federico (ingeniero naval); Verónica y Mercedes (médicas); y Francisco y Pedro (empleados públicos).

Fue un padre que se empeñó en brindar el mejor de los ejemplos a sus hijos.

Tuvo la dicha de compartir irremplazables momentos con sus seis nietos: Juan, Lucio, Eugenio, Juana, Matías y Lucía.

 

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