Río: balas perdidas matan a niños pobres y negros

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RÍO DE JANEIRO

Río de Janeiro despide 2020 con doce niños muertos por balas perdidas en tiroteos, todos negros y de familias pobres, un triste récord en un año en que las operaciones policiales fueron restringidas para aliviarle el confinamiento por el COVID a la población de las favelas de esta ciudad brasileña.

El último caso y precisamente el que más protestas desató fue el de las primas Emilly da Silva, de 4 años, y Rebecca Santos, de 7 años, que murieron el 4 de diciembre impactadas en el corazón y el hígado, respectivamente, por el mismo tiro de fusil, cuando jugaban frente a la puerta de su casa en una favela en Duque de Caxias, un humilde municipio del área metropolitana de Río.

La tragedia se produjo durante una supuesta redada policial contra un grupo de delincuentes y el tiro doblemente mortal probablemente partió de uno de los fusiles policiales, aunque la fuerza lo niega.

Con sus muertes, y a pocos días de fin de año, subió a 12 el número de niños de hasta 14 años muertos por balas perdidas en enfrentamientos con la policía en Río en 2020, casi el doble que los 7 registrados en 2019 y un récord desde 2007, cuando la ONG Río de Paz comenzó a contabilizar este triste índice.

Según esta organización, el promedio de este tipo de muertes entre 2007 y 2015 fue de tres al año pero, tras el desmonte de la política de seguridad que había instalado Unidades de Policía Pacificadora (UPP) dentro de las favelas para que los uniformados se implicaran más con las comunidades, el número saltó hasta 10 en 2016, el mismo que en 2017 y 2018, y ahora hasta 12 en 2020.

Para el presidente de Río de Paz, Antonio Carlos Costas, otra cosa en común entre las víctimas, además de ser negros y pobres, es que sus asesinatos permanecen impunes, sobre todo cuando hay indicios de que los disparos causantes proceden de la policía.

Tanto para Costas como para Daniel Hirata, investigador de la Universidad Federal Fluminense, la principal causa de esta tragedia es una política de seguridad que permite a la policía disparar dentro de las favelas en operaciones contra bandas de narcotraficantes sin preocuparse con la población civil.

Según datos de la secretaría de Seguridad Pública de Río, en octubre se registraron 145 muertes de civiles en choques con la policía. (EFE)

 

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