Florencia Calvi, la estudiante de la UNLP que busca una beca para llegar a Hollywood

Su corto, “Rigor mortis”, quedó seleccionado entre cinco para ganar un viaje de estudios a la meca del cine. Y elige el público: ¡a votar!

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Irse a estudiar a Hollywood es el anhelo de buena parte de los aspirantes a cineastas, y Florencia Calvi, estudiante avanzada de la carrera de Artes Audiovisuales en la Facultad de Bellas Artes de la UNLP, está cerca de cumplir el sueño: en pleno proceso de tesis, la joven oriunda de Florencio Varela recibió esta semana la noticia de que su corto “Rigor mortis” compite por una beca para estudiar cine en la meca californiana.

Calvi es una de cinco preseleccionadas a nivel nacional para ganar una beca Faciuni (Festival Académico de Cine Universitario Internacional) y estudiar un curso de verano en la prestigiosa USC, de donde emergieron cineastas como Ron Howard (“Rush”) y Scott Derrickson (recientemente despedido de la secuela de “Doctor Strange”), guionistas Bob Gale (“Volver al futuro”) y David Goyer (“Batman Begins”) y el mago de los efectos Ray Harryhausen, entre muchos otros.

Claro que para lograrlo, Calvi necesita de una ayudita de sus amigos, porque es el público el que elige al ganador: ingresando a la página de Faciuni, se puede ver a los cinco candidatos nacionales a la beca, y votar por el preferido. “Rigor mortis”, la propuesta de Calvi, es un trabajo de género, alejado de las narrativas clásicas... y algo perturbador.

“La idea surgió dentro de la cátedra de Dirección de Arte”, revela Calvi, en diálogo con EL DIA. La consigna: realizar un corto de época en el género fantástico/horror. La realizadora se reunió con su habitual grupo de trabajo, con el que conforma la productora Tensión, y “gustó mi propuesta estética”, por lo que Calvi pasó a dirigir el corto.

La varelense describe así su propuesta: “Quería un corto que visualmente fuera muy narrativo: no tiene una narrativa clásica, pero necesitaba que visualmente contara algo para maximizar los recursos del arte, que cada plano construyera la historia”, explica la cineasta. El corto sigue a una mujer que atraviesa una especie de transformación, que vemos a través de imágenes de sangre y palidez reunidas a través de un montaje que crea una atmósfera especial, desconcertante.

Calvi revela que eligió a su protagonista buscando “jugar con el estereotipo” de la mujer indefensa que atraviesa el cine de género: “Aunque ahora está cambiando, estamos acostumbrados a ver la figura de la mujer como una damisela en apuros: es la víctima, la que corre”, dice.

Entonces, escribió como protagonista a una mujer “que parece joven, pulcra, inocente, y le pasa algo que la atraviesa, como a un montón de mujeres. Y en ningún momento se ve que alguien la ayude: ella pasa por esa transformación, ese algo que no esperaba, que la transforma, pero se hace cargo, atraviesa esa transformación”.

“Me parece importante empezar a construir imaginarios en todo el cine, donde las mujeres no necesiten que las vengan a rescatar, no necesitan soluciones mágicas: nos pasan cosas, pero les hacemos frente, las resolvemos, no viene alguien a salvarnos”, lanza la realizadora, que todavía vive en Varela y viaja hacia La Plata cada día, lo que provocó que con su grupo de trabajo de Tensión entablara un estrecho vínculo.

“Muchas veces me quedaba a dormir… Y era como si viviéramos juntos, pero durante el día. Íbamos para todos lados juntos, pasás más tiempo con tu grupo que con tu familia. Y por eso se convierten en tu familia”, dice del colectivo con el que filmó “Rigor mortis”, un trabajo que “sentíamos que estaba bien”, aunque “empezamos a sentir que podíamos tener algo más cuando vimos la respuesta de la cátedra”.

Entonces, trabajaron refinando algunos aspectos técnicos y lo enviaron a diversos festivales... y “lo rechazaron en todos. Incluso me comuniqué con una productora y me dijo que era ‘un buen ejercicio audiovisual, no más que eso’. Imaginate después de eso, uno, un director joven…”

Pero antes de que el desaliento se asentara, llegó la convocatoria del Faciuni “de la nada”. Calvi, al principio, no le prestó atención: quizás ya había perdido algo de fe en su trabajo. La convocatoria cerraba el 16 de diciembre y “yo no lo mandé para entonces. Pero dieron una prórroga. Al final, lo debo haber mandado el 31 de diciembre a las cinco de la tarde”, se ríe.

El lunes pasado le llegó la confirmación de que estaba seleccionada. “Tuve que agarrarme de un árbol y sentarme”, cuenta Calvi. La votación es hasta el lunes a las cuatro de la tarde: esta es la primera instancia, la instancia nacional, donde compite con cinco cortos, dos de universidad pública. El más votado queda seleccionado como finalista, en representación de Argentina.

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