Premios Oscar: una ceremonia juiciosa y aburrida

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Por ALEJANDRO CASTAÑEDA

afcastab@gmail.com

Ganó “Parasito”, que venía con un llamativo y unánime viento a favor. Es un film desmesurado y audaz que, para el Hollywood culposo de estos días, tiene un plus esencial: es de Corea del Sur, de allá lejos, de otra cultura. El domingo la gran fiesta del cine abrió sus puertas glamorosas a nuevos visitantes, una actitud que se notó el año pasado cuando premió y le dio marco triunfal (aunque no el Oscar mayor) a “Roma”. “Parásito” interesa, impacta pero abruma. Es una sobrevalorada y furiosa fábula moral, tosca en su formulación visual, intensa en su recorrido, atrevida en sus bruscas rupturas de género y a ratos obvia, pero que mostró que el gran asunto de estos días es la desigualdad y que, más allá de los grandes temas de siempre, las luchas más indomables (como en Chile) hoy se libran puertas adentro, a través de un cuestionamiento clasista que pone al vecindario en el centro del debate. Sus personajes expresan estereotipos extremos: ricos muy ricos y pobres son muy pobres. Los ricos humillan y los pobres tampoco son del todo inocentes y compasivos. El capitalismo los consagra y los enfrenta. Y todos al final son víctimas en un mundo implacable y desigual.

Un Hollywood cada vez más puritano y juicioso se olvidó del glamour que le dio linaje

 

Hollywood se ha puesto serio. Las revueltas ciudadanas y los juicios por abuso y acoso lo ha obligado a volverse intransigente, respetable y riguroso. La entrega del domingo fue la más aburrida de los últimos años. Como no hubo conductor, estuvo ausente la ironía y el doble sentido. Sin irreverencias ni desenfado, la fiesta sólo buscó no sobresaltar a los guardianes de las buenas costumbres. No hubo sorpresas y nada que enturbiara el clima políticamente correcto. Fue una velada sobreactuada y bien pensante que a ratos parecía más un acto de contrición que una competencia artística.

La entrega del domingo fue la más aburrida de los últimos años

 

No hubo gracia, ni expectativa ni entusiasmo. Un Hollywood cada vez más puritano y juicioso se olvidó del glamour que le dio linaje y contenido a esas recordadas veladas donde el espectáculo estaba por encima de cualquier pretensión reivindicadora. Resulta curioso que hoy las grandes estrellas sólo se luzcan en la alfombra roja de la previa, porque cada vez están más ausentes en el gran escenario de los premios. Premiar a Parásito” es una forma de mostrar que los americanos van aprendiendo a valorar y a gustar lo que está más allá de sus fronteras. La frase Mark Twain –“Los norteamericanos hacen la guerra para aprender geografía”- suena irónica y exagerada, pero de alguna manera muestra que Hollywood de a poco trata de mirar más lejos.

 

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