Dudas sobre un número insospechado de transmisiones

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Si bien las autoridades sanitarias argentinas resaltaron que el primer afectado por coronavirus en el país “presenta un cuadro leve” y que “se identificará para su control a los pasajeros que compartieron” el vuelo con él, lo cierto es que las posibilidades de hacer una contención efectiva del virus generan serias dudas dado el tiempo transcurrido hasta que se puso en marcha el protocolo de seguridad.

Si se tiene en cuenta que el afectado arribó el domingo por la mañana al aeropuerto de Ezeiza y su internación se produjo en horas de la noche, en el medio pasaron alrededor de doce horas en las que el paciente pudo haber trasmitido la enfermedad a una cantidad insospechada de personas, más allá de aquellas que compartieron la cabina de primera clase del vuelo en que arribó.

Desde el agente de Migraciones al que le pudo haber entregado el pasaporte para registrar su arribo hasta los pasajeros que estuvieron a su lado esperando el equipaje junto a la cinta o el chofer del taxi que lo trasladó a su hogar, las posibilidades de transmisión del virus sólo durante sus primeras horas en el país no sólo resultan difíciles de establecer sino mucho más de rastrear.

A ello hay que sumarle además las posibles situaciones de transmisión indirecta que pudieron haberse dado a lo largo del domingo si el afectado tosió o estornudó cubriéndose la boca con la mano y tocando luego con ella superficies como pasamanos de escaleras, picaportes de puertas o mesadas de mostrador. Son tantas las posibilidades de transmisión que pudieron haberse dado, que es conveniente no perder de vista que el virus está ahora en el país y que se deben extremar las medidas de prevención.

 

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