Bertolotti: el acusado de matar al padre y herir a la madre, complicado por los peritajes

La prueba sobre muestras de piel de sus manos detectó restos de pólvora producto de disparos. A la vez, el estudio de balística indicó que el arquitecto y su esposa fueron baleados con la pistola incautada en la casa

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Las manos de Guillermo Ignacio Bertolotti (28) tenían restos de pólvora producto de la detonación de un arma y las balas que mataron a su padre e hirieron a su madre salieron de la Taurus 9 milímetros que la policía halló en un ropero de la casa de La Loma, tras el espeluznante ataque al arquitecto y la docente, mientras tomaban helado el domingo por la noche.

Esas afirmaciones surgieron de los peritajes que se realizaron ayer en el marco de la investigación por el crimen de Guillermo Bertolotti (60) padre y las heridas que sufrió Nancy Santoro (62).

Según indicaron fuentes de la Policía y la Justicia, de las muestras que se le tomaron a “Nacho” en la madrugada del lunes se determinó que en ambas manos había restos de minerales que se desprenden de la explosión en un arma de fuego.

Para los investigadores, esos rastros son parte de la prueba que indica que fue quien empuñó la Taurus y vació el cargador a corta distancia, entre el patio y el living de la casa. En el primer barrido en busca de pruebas, los policías hallaron el arma dentro de un ropero. En tanto, al revisar el Volkswagen Fox de Nacho, que había quedado estacionado en la puerta de la vivienda, hallaron una caja de cartón que corresponde con el embalaje de fábrica de una pistola de esa marca y modelo.

“El arma es de él”, concluyó ayer, con los resultados del peritaje a la vista una fuente Tribunales. No obstante eso, reconoció que todavía está en análisis la documentación hallada en la casa del acusado, situada en Villa del Plata, a comienzos de la semana. Allí fueron incautados una pistola Glock calibre 9 milímetros, decenas de balas de ese calibre y cartuchos calibre 12.70. También había documentación correspondiente a usuarios de armas, expedida por la Anmac, el organismo que ejerce el control estatal de la tenencia y portación.

También resta determinarse si tiene registro oficial la pistola calibre 22 marca Ruby hallada en la casa, la noche de la tragedia.

Por el momento, es un elemento sin relevancia para la investigación judicial que lleva adelante el fiscal penal Juan Mennucci (UFI Nº 5), con intervención de los policías de la Dirección de Investigaciones de La Plata (DDI).

Toda la atención se concentró en la Taurus, que estaba guardada con el cargador puesto, pero sin balas. La sospecha inicial fue que todas las balas habían sido disparadas un rato antes. En la primera actuación policial se detalló que alrededor de los cuerpos había 13 vainas servidas y 6 plomos. El cargador de la Taurus lleva 12 balas y normalmente se agrega una en la recámara del arma.

El segundo examen a cargo de la Policía Científica también fue en la dirección de la acusación contra Bertolotti hijo, según analizaban ayer fuentes vinculadas al expediente.

La prueba de balística que permite determinar el arma de la que disparada una bala arrojó coincidencia entre las vainas, la Taurus incautada en la casa. También coinciden los plomos, entre esos, uno extraído del cuerpo del arquitecto Bertolotti.

Eso, según se explicó, en función del cotejo de marcas o ralladuras que deja el caño de cada pistola en el proyectil. Según los especialistas, es una huella sin par.

Los rastros en la piel

Una fuente del área de las investigaciones policiales consultada por este diario analizó que el tiempo que los rastros de pólvora pueden permanecer en la piel de quien efectuó el disparo es aleatorio y está influenciado por factores externos al muestreo como el hecho de que la persona se haya higienizado la zona o haya pasado mucho tiempo y la misma transpiración los quite. Bertolotti quedó arrestado casi en el mismo momento en que se descubrió el crimen por llamados de vecinos al 911, alrededor de las 22.45 del domingo. Un rato después, le pegaron en la piel el papel autoadhesivo que al quitarlo levanta muestras orgánicas e inorgánicas.

El joven dijo que estaba en el baño cuando extraños ingresaron a la casa y atacaron a tiros a los padres. Al salir del baño, los vio tirados, se lo contó a un vecino que se había subido a la medianera tras escuchar los tiros y corrió hacia la calle. Ahí, paró a la patrulla policial que llegaba.

En ningún momento, según otro estudio, tocó a sus padres malheridos. “No tenía ninguna mancha de sangre en la ropa o las manos”, apuntó ayer una de las fuentes de la investigación.

La explicación del joven sobre el ataque, empezó a caerse en minutos. Su padre, cuando una agente policial se acercó a socorrerlo, le dijo: “Fue mi hijo”. El hombre recibió 8 tiros en la espalda y el tórax. Su esposa, que quedó boca arriba sobre él, recibió 5 impactos en las piernas, los brazos y el abdomen.

A diferencia de su marido, Santoro dijo en esos instantes que no vio quién había disparado. Solo hizo mención al ardor en su cuerpo y recordó que cuando llegó su hijo lo invitaron con el helado, pero no aceptó porque luego tomaría cerveza con amigos. Después, se metió en el baño.

 

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