Sólo las Guerras Mundiales habían podido ante la magnitud de los JJOO

En 1916, Berlín no pudo llevar a cabo la gran cita deportiva. En 1940 y 1944 fueron Helsinki y Londres quienes debieron aplazar

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Por FERNANDO ALEGRE

falegre@eldia.com

La aparición intempestiva del COVID-19 ha alterado los planes de todo el mundo, aplazando competencias y eventos multitudinarios, y poniendo en un justo primer lugar a la salud de todos los habitantes del planeta.

Así, y de un día para el otro, las distintas ligas de fútbol comenzaron a suspenderse junto con gigantes deportivos que no suelen conocer de pausas, como la NBA, que tiene, incluso, partidos durante el día de Navidad.

Sin embargo, el pico máximo en cuanto a preocupación estuvo siempre centrado en los Juegos Olímpicos que se desarrollarían a partir de julio en Tokio. Con miles de deportistas expectantes, y con una organización preparada desde hacía varios años atrás, la 32º edición prometía estar a la altura de las circunstancias y volver a posicionar al continente asiático en lo más alto.

Pese a esto, y luego de mucho ida y vuelta, finalmente el Comité Olímpico Internacional demostró cierto raciocinio y terminó postergando la competencia para julio del año entrante.

La medida, sensata sin dudas, terminó siendo histórica. Y es que se transformó en apenas la cuarta ocasión desde la creación de los Juegos modernos en la que no se respeta el calendario original, pero la primera en la que la razón no está puesta en un conflicto bélico.

Los JJOO ya habían sufrido reiterados boicots (Moscú 1980 y Los Ángeles 1984), atentados terroristas (Múnich 1972 y Atlanta 1996) e incluso epidemias (el SARS en Atenas 2004 o el Zika en la última edición en Rio2016), pero el mayor evento deportivo mundial nunca había dejado de celebrarse en tiempos de paz.

En Berlín 1916 fue la Primera Guerra Mundial la que terminó aplazando la competencia en su VI edición, mientras que en 1940 fue Helsinki quien tuvo que esperar, algo que en 1944 se repitió, pero en Londres, ambos episodios suspendidos por la Segunda Guerra Mundial que se extendío desde 1939 a 1945.

BERLÍN 1916, EL PRIMER GRAN APLAZAMIENTO

Con la Primera Guerra Mundial declarada desde 1914 y Alemania como uno de los países involucrados, los Juegos Olímpicos de 1916 continuaron con sus preparativos a la espera de la gran fiesta deportiva.

Con instalaciones ya preparadas para recibir a atletas de todo el mundo, como el Estadio Olímpico inaugurado en 1913, con capacidad para 33.000 personas y una pileta olímpica de 100mts, la capital alemana representaba el escenario ideal, imponiéndose en la votación de años anteriores a ciudades como Alejandría, Ámsterdam, Bruselas, Budapest y Cleveland.

Demostrando su poderío, el escenario representaría, además, la primera vez en la historia de los Juegos en que se permitiría la participación de mujeres atletas, pero sólo en algunas disciplinas como natación, clavados, tenis y netball.

Sin embargo, dos años antes de la gran cita, más precisamente el 28 de mayo de 1914, cuando ya se celebraban pruebas en Berlín, el archiduque Francisco Fernando, heredero al trono del Imperio Austro-Húngaro, fue asesinado en Sarajevo junto a su esposa por un nacionalista serbio. Dicho asesinato terminó provocando el estallido de la Primera Guerra Mundial a partir de agosto de 1914 y la consecuente suspensión.

Pese a esto, el fundador de los Juegos modernos, el barón Pierre de Coubertin, terminaría decretando que aquella edición contaría, pese a todo, como la VI Olimpiada, a pesar de nunca celebrarse.

El bochorno a nivel mundial tendría como saldo la exclusión de Alemania de los Juegos de 1920, organizados en Amberes (Bélgica). Además, aquella primera suspensión trajo consigo algunos cambios. Por ejemplo, que la sede del COI, que hasta entonces era rotatotiva, pasase a tener un emplazamiento fijo en la ciudad suiza de Lausana, que hoy por hoy sigue siendo la capital olímpica.

1940: TOKIO PRIMERO Y HELSINKI DESPUÉS, LA SEGUNDA SUSPENSIÓN

En 1940, se produjo el segundo aplazamiento en la historia. Lo llamativo es que en aquel entonces, tal como ahora, los JJOO iban a celebrarse en Tokio.

Es la cuarta vez que se suspenden los Juegos Olímpicos, la primera en tiempos de paz.

 

A comienzos de los años ´30, las autoridades niponas presentaron la candidatura de la capital para los Juegos de 1940 como una clara demostración al mundo de su imponente reconstrucción tras el terremoto ocurrido en Kanto en 1923.

Todo esto terminó siendo una perturbadora similitud con respecto a Tokio 2020, también presentados por el gobierno actual como los “Juegos de la reconstrucción”, tras el sismo, el tsunami y la catástrofe nuclear de Fukushima, en marzo de 2011.

Pese a todo, la celebración de 1940 fue quedando progresivamente comprometida por el expansionismo japonés en China, que derivó en una presión diplomática creciente por parte de las potencias occidentales.

En un Japón plenamente militarizado, algunas voces se levantaron para poner en tela de juicio la utilidad de organizar la competición en lugar de poner el foco por completo en el esfuerzo de la guerra.

Ante este panorama, el Comité Olímpico Japonés termina tirando la toalla en julio de 1938, argumentando que “los problemas con China” hacían imposible la celebración de los Juegos.

Debido a esto, el COI decide que los Juegos de 1940 se celebren finalmente en Helsinki, pero el evento quedaría cancelado cuando estalla la Segunda Guerra Mundial, en septiembre de 1939.

Asia tendría que esperar hasta 1964 para ser anfitrión de la máxima cita olímpica. Recién en ese año, Tokio se convertirá finalmente en la primera ciudad del continente en albergar los JJOO.

LONDRES 1944, LA ÚLTIMA VEZ

Pese al potencial contexto bélico, el COI se reunió en Londres en 1939 para designar a la capital británica como sede de los venidero Juegos de 1944.

Así, la ciudad logra imponerse en la elección frente a Roma, Detroit, Lausana y Atenas. Sin embargo, dentro de un clima de mucha hostilidad, apenas dos meses más tarde de tomada la decisión, la guerra con Alemania se declara y la competencia cae en el olvido, poniendo un nuevo asterisco en la historia olímpica.

Pese a esto, rápidamente el Reino Unido tendría revancha deportiva, ya que sería anfitrión en 1948, en los llamados “Juegos de la Austeridad” como consecuencia de las condiciones de recibimiento ofrecidas a los atletas, sólo tres años después de la guerra.

Aquella edición no contó con Alemania y Japón, derrotados en el conflicto armado, que no fueron invitados.

 

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