De la vida a la desolación: los paisajes de La Plata en medio de la pandemia
| 15 de Abril de 2020 | 10:34

El paisaje de la ciudad cambió considerablemente desde el pasado 20 de marzo cuando el gobierno nacional decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio para comenzar a luchar contra la pandemia de Covid-19.
Fue así que a partir de esa fecha, muchos paisajes de La Plata mutaron por completo. Pasaron de la vida y el color, a la desolación y al desánimo.
El Bosque, las plazas y todos los espacios verdes que frecuentemente eran puntos de encuentro para reuniones sociales que transcurrían entre mates y charlas ya no existen y si bien vale aclarar que es por una causa justa, la foto final no deja de generar cierta nostalgia. No hay amigos, no hay chicos jugando, no hay deportistas. No hay nada más que algún que otro trabajador exceptuado que viaja para cumplir con lo suyo.
De repente también cambiaron otros escenarios. Los bancos y las farmacias, dos actividades consideradas esenciales debieron tomar recaudos para disminuir las posibilidades de contagios teniendo en cuenta la masividad de la que muchas veces son testigos y por eso, hoy se ven largas filas en las veredas de las entidades y los comercios.
En tanto y ante la declaración de los tapabocas como uso obligatorio para la Ciudad, las imágenes de la gente con la cara cubierta también se van haciendo marca registrada y por decantación terminan provocando un golpe de realidad sobre lo que el mundo está enfrentando y que es nada más ni nada menos que una pandemia.
Otra postal que no deja de impactar es la falta de movimiento en las escuelas, con puertas cerradas, sin alumnos en las inmediaciones e incluso sin las habituales doble filas de autos que solían formarse y que alteraban a circulación.
Y justamente la circulación es otra cosa que disminuyó. Las calles con muy pocos vehículos y con disponibilidad para estacionar era algo impensado e inimaginable para esta altura del año en la cual el caos de tránsito era costumbre. Hoy las cámaras las captan prácticamente vacías dejando de manifiesto que el pulso de la región es otro y que la Ciudad no tiene la vida de siempre.
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