El coronavirus llegó para desnudar a la Argentina
Edición Impresa | 17 de Abril de 2020 | 01:50

JORGE A. LOMBARDI
Profesor Emérito Fac. de Arquitectura – UNLP
Sí. El COVID-19 llegó para quedarse entre nosotros por un largo tiempo. Imposible negarlo y también imposible dejar de mirarnos al espejo en estos tiempos de encerrona difícil.
La triste, lamentable, increíble postal del pasado viernes 3 de marzo mostrando a los jubilados y otros beneficiarios sociales haciendo cola en una fría noche para poder cobrar dinero físico del banco, entregado por un cajero físico y no una máquina demostró qué fácil es cometer errores de planificación en un sistema tan desordenado como el argentino. Nos desnudó. Miremos hacia lo profundo y reflexionemos.
En un solo acto se desmoronó toda la estrategia de “cuarentena social obligatoria” elaborada por el Poder Ejecutivo y expuso a millones de los individuos más frágiles, a los que había que cuidar más a infectarse o, por lo menos engriparse y agravar otras dolencias. No es casual que todos ellos prefieran tener dinero en billetes antes que gastar con una tarjeta. Cuestión de hábito pero, sustancialmente, respuesta a una organización socio económica absurda, inequitativa.
Una presión tributaria nacional, provincial y municipal obliga a la evasión. Los billetes son la consecuencia de esa evasión. Cómo pueden comerciantes, empresarios jugar en limpio total y producir si hay impuestos a la producción por doquier. Si librar un cheque significa una pérdida. Si hacer un depósito en una cuenta tiene una carga. Si el impuesto más retrógrado que existe, el IVA, se recarga a diestra y siniestra. Si hay jubilaciones de mucho monto que se obtienen sólo por detentar un cargo por poco tiempo. Si la corrupción política no tiene castigo. Si una quiebra tarda diez o más años en resolverse. Si sindicalistas y gobernantes pueden permanecer en sus cargos de por vida. Si algunos de ellos, con procesos judiciales en marcha, pueden ser enunciados a la sociedad como “ejemplos a seguir”.
“El equilibrio y la razonabilidad están en falta en la Argentina”
El COVID-19 vino a desnudarnos porque es imposible combatirlo exitosamente en medio de este caos. El equilibrio, la razonabilidad, la equidad, la justicia están en falta en la Argentina. Seamos francos de una vez por todas.
No podemos olvidar los millones de personas que han perdido el hábito del trabajo formal protegidos de por vida por un sistema que fue ideado para asistir provisoriamente, nunca para siempre. Pero nos hemos habituado a eso y nuestros dirigentes no quieren o no saben ponerle el cascabel al gato.
Como defensor de la educación pública que soy, no puedo dejar de mencionar la pérdida de calidad que se manifiesta en ella. La exigencia se ve ahora como un pecado y los padres de los alumnos de la escuela primaria, o aún de la secundaria, les recriminan a los maestros una desaprobación y llegan a agredirlos por ello. La Universidad pública abierta recibe cada vez más alumnos pero con bajo nivel de conocimiento y, si exige, se la ve como ineficiente porque no egresan la cantidad de alumnos según los estándares internacionales basados en instituciones educativas privadas o más selectivas. Los alumnos ven como filtros a elementos de organización curricular que pretenden facilitar una mejor enseñanza y presionan para que, una vez eliminados, todo sea “a voluntad”.
Seguramente no podremos solucionar todo en un instante pero, si como sociedad no nos permitimos esta dura franqueza, seguiremos cayendo en picada, y cometiendo errores tan gruesos e imperdonables como los del viernes pasado. Si el COVID-19 nos desnudó, quizás podamos abrigarnos en la profunda reflexión que nos marque un sentido hacia el cumplimiento de metas de crecimiento equitativo en todo orden.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE