Una gran piedra en el camino de salida de la cuarentena: sólo el 7,8% hace teletrabajo

El potencial del país para promover el trabajo desde el hogar es bajo. Sólo podría hacerlo el 27%. Pero en la práctica no llega ni al 8%

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Carlos Altavista

caltavista@eldia.com

El viernes 27 de marzo, miles de jubilados se agolparon frente a los bancos para cobrar sus haberes en efectivo. El impacto de esas imágenes fue tremendo. Una cuarentena hasta allí (casi) sin fisuras pudo fracasar en una mañana. Fue la postal más brutal de una sociedad alejadísima de la digitalización. Luego, el capítulo educativo, y la comprobación de que estudiar a distancia es imposible para, al menos, el 50 por ciento de los niños. Pero la COVID-19 corrió otro velo, más silencioso, aunque vital para pensar en la “nueva normalidad” que nos aguarda en la postpandemia: sólo el 7,8 por ciento de la PEA y el 3 por ciento de las empresas están preparadas para el teletrabajo.

Un estudio del CIPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento) relevó, en general y sector por sector, el potencial del teletrabajo en el mercado laboral argentino. El informe tiene por objetivo “contribuir al diseño de la política pública de salida de la cuarentena, teniendo en cuenta que esta será segmentada y paulatina y que deberá incluir, a un tiempo, los aspectos sanitarios y económicos en juego”, señaló el investigador principal del programa de Desarrollo Económico del Centro, Ramiro Albrieu.

Nueva normalidad

“A medida que avanza el aplanamiento de la curva de contagios y se extiende el plazo en el que grandes segmentos de la sociedad se encuentran en cuarentena, la política pública debe iniciar una segunda fase donde sea posible evaluar cómo serán los próximos pasos hacia una nueva normalidad”, reflexionó el experto, para puntualizar que “se sabe que los costos de la inacción frente a la COVID-19 son muy altos, pero también se empieza a percibir que las políticas de mitigación y contención del virus llevan a una retracción del nivel de actividad pocas veces vista en la historia”.

Y subrayó: “Ello implica costos -no solo económicos, sino también sociales e incluso sanitarios en el mediano plazo- que deben ser considerados en el análisis”. Y como estos costos “se concentran en las franjas vulnerables de la población, la situación demanda novedosas y potentes acciones de política pública”.

Ahora bien, el país parte de un bajo potencial de teletrabajo. “El primer hecho que surge de nuestro análisis de teletrabajo es que, en el mejor escenario, el porcentaje de trabajos que puede realizarse desde el hogar se encuentra entre un 27 y un 29 por ciento de los trabajos totales”, reza el estudio. Ese es el techo que se podría alcanzar hoy por hoy. La realidad, claro, hace caer ese número. Así como en materia educativa el investigador de la Universidad de San Andrés, Alejandro Artopoulos, advirtió que “tener Internet no es sinónimo de estar conectados” y que “sólo con una PC y banda ancha por chico se puede garantizar la continuidad escolar” a distancia, el director del CIPPEC aclaró que ese potencial 27-29 por ciento se reduce sensiblemente si se corrige la estimación tomando en cuenta “el uso efectivo de TIC en los hogares” hasta un 18 por ciento. “Aún así, estos porcentajes difieren mucho del que resulta de estimar cuántos trabajadores efectivamente trabajan desde el hogar: menos del 8 por ciento”, indicó.

En buen criollo, de un total de 11,7 millones de trabajadores cubiertos por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), entre 3,1 y 3,3 millones se dedican a tareas que potencialmente podrían ser realizadas desde el hogar, pero apenas lo hace un 7,8 por ciento.

Empresas, 97% presencial

El aparato productivo se encuentra rezagado en términos tecnológicos, y hay que desarrollar una estrategia de transformación digital que permita llegar a los segmentos empresariales más alejados a la innovación, añade el informe, y realza que “del lado de las empresas, la evidencia disponible apunta a que son muy pocas las que implementan prácticas asociadas al teletrabajo”. Concretamente, el 3 por ciento.

Según la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) de 2017, de un total de 64.695 empresas relevadas apenas 946 implementan teletrabajo.

¿Cuáles son los sectores mejor preparados para una ‘mudanza acelerada’ al espacio digital? “Si bien existen fuertes heterogeneidades hacia dentro de las ramas, se observa que en ese grupo se ubican las Actividades Financieras y Seguros (61 por ciento de trabajos potencialmente teletrabajables), Información y Comunicación (58 por ciento), Enseñanza (71 por ciento), Inmobiliarias (54 por ciento) y Profesionales, Científicas y Técnicas (60 por ciento). En contraste, las ramas donde las actividades no son fácilmente trasladables al mundo virtual son Agricultura, Ganadería, Caza, Silvicultura y Pesca (22 por ciento), Industria Manufacturera (17 por ciento), Transporte y Almacenamiento (13 por ciento), Actividades administrativas y Servicios de Apoyo (17 por ciento), Construcción (10 por ciento) y Personal Doméstico (5 por ciento). Es interesante notar que, incluso para las ramas más teletrabajables, el pasaje al mundo digital es un desafío si consideramos la infraestructura de los hogares”, insiste el estudio.

El ingeniero en Telecomunicaciones e investigador del Conicet, Armando De Giusti, opinó que “la estrategia -y la enseñanza que nos deja esta pandemia- es que el país tiene que crecer en digitalización, en capacitación de todos los ciudadanos en los recursos digitales y en infraestructura de comunicaciones. No es posible hacer todo de golpe, pero esta crisis pone en evidencia no sólo cuánto tenemos que mejorar la infraestructura hospitalaria, sino también cuánto tenemos que implantar la tecnología y la digitalización de los servicios y, además, cuán importante es liberar servicios de Internet y capacitar en su uso”.

Decisiones

“Lo fundamental son las decisiones políticas. La decisión de modernizar los mecanismos de atención a los ciudadanos y al mismo tiempo de capacitarlos, más allá de su edad, en el empleo de soluciones digitales, es el primer paso. La tecnología está. El know how (saber cómo) de los informáticos para adecuar los sistemas está. La relación costo-beneficio de tener más acceso digital a servicios es muy ventajosa. La pandemia termina desmitificando algunas cuestiones que parecían imposibles. Aunque, por supuesto, hay que tener estrategias que vayan más allá de la emergencia”, expresó el experto en diálogo con este diario.

¿El teletrabajo está muy desaprovechado? “Sí. En el mundo es una ventaja para el trabajador poder compartir tiempos de trabajo presencial y a distancia. Por supuesto, se requiere de una infraestructura de comunicaciones adecuada, así como de nuevas reglas que relacionen los tiempos de trabajo con la productividad. Pero al mismo tiempo disminuye problemas, como el tránsito o los accidentes de trabajo en las movilidades en horas pico, entre muchos otros”, finalizó.

 

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