“El Ruso” admitió que disparó, pero dijo que fue porque lo rodearon y tuvo miedo

Benjamín Rubaja accedió a declarar en su indagatoria. Explicó que llevó un arma “por seguridad” y que quiso garantizar el escape

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Benjamín David “El Ruso” Rubaja, detenido desde el viernes por su supuesta responsabilidad en la balacera que el miércoles pasado mató a María de los Ángeles Lamella (41) y causó graves heridas a su hijo Nahuel, de 16, confesó ayer su participación en el hecho, en una extensa indagatoria en la que intentó justificar lo que hizo, informaron fuentes judiciales.

Su situación ya era difícil desde el momento en que distintos testigos lo señalaron como el tirador, pero terminó de complicarse con la declaración de los otros dos imputados en la causa, los hermanos Rodolfo (33) y Juan Manuel Rodríguez Fahy (23), quienes el viernes dijeron ante el fiscal Martín Almirón que ellos habían ido hasta 449 entre 28 y 29 para recuperar la moto que le habían robado al mayor y que “El Ruso” los acompañó, pero que ninguno de los dos sabía que éste tenía un arma.

Como se viene publicando, el trágico incidente ocurrió minutos después de las 18 del miércoles, cuando al menos tres hombres llegaron hasta la escena en un automóvil Suzuki Fun de color gris, con la intención de enfrentar a quienes supuestamente se llevaron la moto del frente de una casa.

Los hermanos aseguran que fueron a pedirla “en buenos términos”, sólo que la discusión fue subiendo de tono hasta desencadenar en una gresca de proporciones. En ese contexto, declararon, “El Ruso” abrió fuego.

Buraja no los contradijo, sólo que dio su versión de la historia. Según fuentes judiciales, en su indagatoria contó que es conocido del mayor de los hermanos Rodríguez Fahy y que por eso accedió a acompañarlos a reclamar la moto robada.

Aclaró no estar al tanto de quién fue el autor de aquel ilícito, aunque argumentó que decidió llevar un arma de fuego (las fuentes no revelaron detalles de la misma) “por seguridad”.

Su relato de cómo sucedieron los hechos no fue muy distinto del que ofrecieron los otros dos imputados, con excepción del instante en que comenzaron los disparos.

“Él reconoció ser el autor”, dijeron desde tribunales; “aseguró que sacó el arma y la usó porque lo rodearon, sintió mucho miedo y para lograr la fuga”.

En un mano a mano con EL DIA, Ezequiel Fromigué, la pareja de Lamella, relató que el día de los hechos él estaba en la vereda justo antes de que se desatara la balacera. Recordó haber visto a uno de los implicados con un arma en la mano y haberles pedido que se fueran, obteniendo como respuesta un “correte”.

Refirió luego que los tres sujetos se subieron al auto en el que un cuarto los esperaba al volante, pero “cuando parecía que podrían llegar a irse siguieron la discusión con otros chicos del barrio y empezaron a disparar desde el coche para todos lados. Fueron por lo menos 10 tiros. Los podían ligar cualquiera y justo les tocó a mi mujer y a Nahuel”, versión que contradice aquella apreciación de “estar rodeados” o querer garantizar el escape.

Con todas las declaraciones sobre la mesa, el fiscal deberá ahora cotejarlas para reconstruir lo más ajustadamente posible la secuencia a fin de determinar el rol que jugó cada uno de los cuatro hombres que fueron a recuperar la moto robada el 8 de junio. Ese delito resta aclararlo, así como también la identidad del que manejaba y el destino del arma homicida.

Por lo pronto, los hermanos Rodríguez Fahy y Buraja seguirán detenidos por “homicidio calificado y homicidio en grado de tentativa”, por las lesiones que sufrió el hijo de Lamella.

Este menor continuaba anoche internado en terapia intensiva del hospital San Roque de Gonnet, a donde fue trasladado inmediatamente después del ataque junto con su madre, en el automóvil de un vecino de la cuadra.

Ella ingresó en la guardia ya sin vida después de recibir un disparo en el cuello, mientras que a Nahuel lo alcanzaron dos proyectiles. La información oficial detalló que lo hirieron en las piernas, aunque Fromigué dijo a este diario que uno los balazos lo impactó en el estómago.

Un vocero judicial confirmó sus dichos: “El chico está grave y todavía no se encuentra en condiciones de poder declarar”, explicó, aportando que debieron operarlo en las primeras horas en virtud de tener una lesión importante en el abdomen, “que puso en riesgo su vida”.

Lamella trabajaba como empleada de limpieza en varias casas de familia hasta que la cuarentena obligatoria redujo sus ingresos y los de su pareja- que es remisero- prácticamente a cero.

Madre de 8 hijos de entre 6 y 24 años, María de los Ángeles decidió instalar en el frente de su casa un local de venta de verduras y plantas, que es donde estaba cuando comenzó el incidente que terminó con su vida. Nahuel, por su lado, juega al fútbol en un club de la zona y sueña con ser peluquero.

La pareja de la mujer asesinada dijo a este diario que los tiros fueron “desde el auto”

 

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