¿Cómo pensamos la Ciudad que viene?

Edición Impresa

Alejandro Casas

Arquitecto, Profesor UNLP

La ciudad ha sido a lo largo de la historia, la construcción física y cultural que más nos ha caracterizado como especie. En ella, los seres humanos, hemos plasmado nuestra cosmovisión y contradicciones más profundas.

La arquitectura como disciplina, ha comenzado a estudiar la ciudad y su futuro hace relativamente poco tiempo teniendo en cuenta que las primeras datan de 7000 años. En su historia las ciudades, se han amoldado a la topografía, estrategias defensivas, colonización e inclusive a las epidemias.

Yuval Noah Harari, el escritor e historiador israelí más influyente de los últimos años, plantea: “Lo que nos hizo llegar hasta este punto como civilización, ha sido nuestra capacidad de cooperar flexiblemente y en grandes cantidades de individuos”. Siempre esta condición nos ha permitido salir adelante. ¿Será esta la excepción?.

Sin embargo, por sus dimensiones, las ciudades han sido los lugares donde este nuevo virus a calado más hondo y, a diferencia de otras veces lo ha hecho de manera equilibrada en todo el planeta. Esta ultima característica nos enfrenta ante un nuevo dilema. ¿Como deberán ser nuestras ciudades de aquí en adelante?.

La pandemia ha expuesto la debilidad de nuestro tiempo. Los sistemas de salud son insuficientes, la solidaridad escasea en muchos casos y la única medida eficiente es el confinamiento y el distanciamiento físico. En este contexto, nuestras ciudades ,¿pueden transformarse?.

Lo primero que parecen necesitar es una dirigencia que vea el problema. Si la clase política no reconoce que las ciudades que tenemos son inviables ambiental, física y socialmente es muy difícil poder hacer grandes transformaciones. Esto, que parece básico, nunca se ha podido plasmar. Es por ello que hoy tenemos gran parte de la población de la Argentina viviendo en una pequeña porción de su territorio. No se ha podido plasmar una planificación inteligente a lo largo de los diversos gobiernos democráticos. Por otra parte, la generación de conocimiento en el ámbito de las Universidades Nacionales y de los Centros de Investigación, en lo referente a la planificación y desarrollo territorial han sido ignorados sistemáticamente.

En nuestra región, la UNLP, los Municipios y el CAPBA (Colegio de Arquitectos) hace años que no tienen diálogo ni colaboración. Parece que la máxima de Harari en nuestro caso no ha sido el ejemplo y los resultados están a la vista. La gran demostración es que La Plata tiene en el casco fundacional una relación de espacio público vs. espacio privado de las más altas del mundo (21 por ciento) y en la periferia esa misma proporción se derrumba estrepitosamente. Ha perdido el gran valor de nuestra ciudad, que fue la cantidad y calidad de plazas y parques dispuestos de manera equilibrada en su distribución.

Pero si volvemos a la pregunta inicial: ¿cómo será nuestra ciudad en los próximos años? varias serán las respuestas, pero en algunos aspectos los urbanistas de todo el mundo están de acuerdo. Para que una ciudad sea sustentable debería por lo menos cumplir con cuatro reglas fundamentales: maximizar la cantidad y la calidad del espacio público por habitante; descentralizar usos y servicios; lograr una gestión ambiental eficiente; y gestionar de modo eficiente la movilidad urbana como punto clave en el funcionamiento de la ciudad.

¿Cómo será la nueva normalidad? Nadie lo sabe. Lo que deja este fenómeno global es claro: El futuro está ligado al conocimiento, la sustentabilidad y la integración.

 

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