Isla Mujeres: un oasis de ensueños pop para insuflar frescura a la cuarentena

La banda indie platense acaba de estrenar en las plataformas digitales su esperado segundo álbum, “Secreto”

Edición Impresa

Por PEDRO GARAY

pgaray@eldia.com

Como un islote musical en medio de un mar pandémico de incertidumbre llegó hace dos semanas a las plataformas digitales “Secreto”, un oasis de intensos sueños pop donde se cruzan la electrónica, el ambient, el post-jazz y varias influencias más, y que lleva la firma de Isla Mujeres, el combo indie de nuestra ciudad que rompe así un silencio discográfico de tres años, tras el lanzamiento, en 2017, de “Otras”, su primer LP.

“En su momento, ‘Otras’ respondió a tener un montón de temas acumulados, que veníamos tocando en vivo: teníamos la necesidad de plasmarlos en un disco, casi como una carta de presentación de la banda. Los temas ya estaban armados, y los pusimos en un disco”, explica en diálogo con EL DIA Elena Radiciotti, bajo y voz de la agrupación que completan Amparo Torres en voz y guitarra, Julia Barreña en voz y teclados,  y Faustina Sagasti en batería. 

En cambio, “Secreto” “tiene un poco más de cabeza puesta en el proceso de disco: más producción, más efectos”, un zambullirse más profundo, menos guitarrero, más onírico, en los paisajes explorados en aquel primer trabajo, pero otra vez protagonizado por las voces de las cuatro.

“Una convergencia”, define Radiciotti el proceso. “La forma de componer es super colectiva, muchas cosas salen tocando en los ensayos, alguna lleva una letra y la terminamos entre todas, o una armonía… Es bastante horizontal en ese sentido la banda”, explica. Pero a pesar de este proceso colectivo y colaborativo, y de la presencia ineludible de cuatro voces de marcada identidad, “Secreto” sostiene una coherencia, una unidad, a lo largo de sus diez temas.

“Sucede porque sucede, no está pensado, no hay un laburo en función de un concepto, es bastante más caótico el proceso creativo”, confiesa Radiciotti. “De hecho, me parece un disco ecléctico, heterogéneo, aunque no es lo mismo visto desde adentro que desde afuera. Mientras lo hacíamos, por momentos me preguntaba si desde afuera se vería como una unidad, al estar adentro yo veo muy claro la identidad de cada una y como el disco va planteando diferentes paisajes”.

“Secreto” aterrizó en las plataformas digitales en el medio de esta maldita pandemia, que ofrece a los artistas un futuro incierto, en el que “la cultura, pienso, no va a ser lo prioritario, y en algún punto está bien, hay gente que necesita comer, acceso a la salud”, opina Radiciotti, que, de todos modos, es “optimista, iremos buscando las estrategias para que las cosas funcionen y volvamos a tocar y a encontrarnos”.

Con esa filosofía bien de la autogestión, de hacer lo que se puede con lo que se tiene, se enfrentó, de hecho, Isla Mujeres al freno que impuso el coronavirus: ante el cierre de los recintos para tocar, se abocaron de lleno a la posproducción del disco. “La cuarentena nos agarró mezclando el disco, así que lo laburamos con mucha reunión de Zoom”, cuenta Radiciotti. 

Pero, claro, no habrá feedback en vivo para “Secreto”, al menos no por ahora. “Con lo hermoso que es presentarlo en vivo…”, se entristece la bajista. “Estuve viendo videos de shows en vivo y me agarró una nostalgia total”, confiesa. El disco, de todos modos, ha tenido buena repercusión en las redes, con “muchos mensajes amorosos. Y mucha gente muy agradecida de que haya un disco nuevo en este contexto, un poco de aire fresco”.

Aire fresco es lo que sopla también, hace algunos años, en la escena musical, tradicionalmente un ámbito hipermasculino que ve ahora emerger muchas bandas conformadas por mujeres. Aunque, claro, esto de ser catalogadas como “una banda de chicas” es “complejo”, dice Radiciotti. “Al principio nos lo tomábamos de una manera, pero con el tiempo fuimos cambiando. Es un poco molesto, ir a todos lados y que te pregunten qué se siente ser una banda de chicas… ¡Y qué se yo! Para nosotros es algo natural, es medio ridícula la pregunta”.

“Pero al mismo tiempo”, agrega, “no se puede ignorar que para mucha gente es una novedad. Por ahí ahora no tanto, pero vayamos donde vayamos igual siempre nos cruzamos a algún retrógrada que nos pregunta cómo conseguimos una baterista mujer, cosas así”.

“Entonces a veces renegamos, y a veces nos hacemos cargo de que simbólicamente es algo importante, que representa algo en este contexto: está bueno ocupar esos espacios. En la adolescencia todos mis referentes eran artistas varones, y mi máxima proyección era siendo ‘groupie de’. Y ahora de repente poder ocupar ese rol para otras personas es algo super valioso”, completa. 

“La música puede tener ese rol transformador, y también es reflejo de cambios sociales”, analiza Radiciotti, recordando que, en los lejanos días prepandémicos, “había ya muchos espacios que se estaban construyendo con perspectiva feminista”. 

“Pero está bueno acordarse que uno vive en una burbuja medio progre, y cuando te toca ir a un festival más tradicional y el público te va a medir, va a juzgar a ver qué hacen las mujeres en el escenario”, advierte. “Va a seguir pasando, pero bueno: es la batalla cultural”.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE