Terror en City Bell: tiraron la puerta abajo para asaltar a una familia en su casa
Edición Impresa | 8 de Julio de 2020 | 03:33

Fueron casi 20 minutos de miedo e incertidumbre, por las repetidas amenazas de muerte a las que apeló un grupo de delincuentes que se metió -hacia el final de la tarde del lunes- en la casa de una familia de City Bell, tras destrozarle una puerta con un caño galvanizado.
Como lo reflejó este diario en su edición de ayer, el asalto tuvo lugar en las calles 460 y 21d. A las 7 de la tarde del lunes, tres ladrones munidos de armas de fuego saltaron el portón del garaje de entrada y tras recorrer unos pocos pasos usaron el caño de chapa para atacar la puerta de acceso al comedor de la vivienda desde el exterior.
En ese momento, estaban en la casa dos jóvenes de 24 y 32 años y la madre de ambos, de 55. Mirábamos la tele en ese momento y nos estremecimos al escuchar como si fuera una explosión, fue terrible el ruido”, relató ayer a EL DIA Jerónimo Giorgieri (32), una de las víctimas del atraco.
Acotó que “justo habían salido mi papá y mi otro hermano”.
“DIJERON QUE TRABAJAN BIEN”
Tras el ingreso inesperado, violento, los tres quedaron frente a frente con los asaltantes. “Nos pidieron que colaboremos para no complicarles las cosas y que si lo hacíamos, no nos iban a pasar nada. Es más, nos dijeron que ellos trabajan bien”, indicó.
“Enseguida nos hicieron tirar al piso y comenzaron a pedir insistentemente que les entreguemos toda la plata”, recordó Giorgieri.
Pero momentos después “dos de ellos subieron a la planta alta con mi mamá y mi hermano, llevaron a cada uno a su dormitorio y el restante ladrón se quedó abajo vigilándome”.
Los intrusos se encargaron rápidamente se revisar muebles y cajones, en busca de dinero y otros efectos de valor.
Sobre las pertenencias que lograron sustraer a las víctimas, Jerónimo informó que “se llevaron un dinero que era de uno de mis hermanos (evitó precisar el monto), dos televisores, una computadora, una consola de juegos y dos celulares”.
Pese a que, casi como una presentación, los maleantes les expresó inicialmente a los damnificados que ellos “trabajan bien”, uno de los integrantes de la banda cometió un error pese a una advertencia que le había hecho uno de sus cómplices.
Jerónimo reveló que uno de los celulares que les robaron es de una marca que permite el rastreo satelital. Eso, pese a que el líder de la gavilla había pedido dejarlo para evitar los rastros durante la fuga”.
Sin embargo, uno de los ladrones desoyó esa recomendación y lo sustrajo.
“Gracias a eso, se pudo establecer por dónde escapaban. Y aunque la Policía no consiguió atraparlos (todavía permanecen prófugos), al menos se logró recuperar a nuestra camioneta, a la que dejaron abandonada y estacionada en Villa Elisa”.
Ayer por la tarde, la Ford Ranger ya estaba nuevamente dentro del estacionamiento de la vivienda.
En la familia asaltada calculaban que el martirio duró alrededor de media hora. En buena parte de ese lapso, no ahorraron amenazas para infundir miedo a quienes ya tenían bajo su control.
Jerónimo consignó al respecto que “el más nervioso era el mayor de los tres, de unos 27 años. Los otros dos aparentaban tener entre 18 y 20 años”.
“Más de una vez nos asustaron diciéndonos que iban a matarnos, especialmente cuando mi mamá se puso a llorar por la tensión que estábamos viviendo ”, reflejó.
“CAYERON A UNA ZANJA”
El comienzo de la fuga resultó accidentada para los delincuentes, por cuanto, según reveló Jerónimo, “el (ladrón) que se puso al volante, hizo marcha atrás y la camioneta cayó con las ruedas de atrás a una zanja de enfrente”.
Tras unos instantes en que los delincuentes parecieron intentar resolver cómo superar esa adversa contingencia, finalmente consiguieron superarla.
“Amenazaban con que nos iban a matar. El más nervioso era el mayor de los tres. Fue un momento muy difícil”
Jerónimo Giorgieri (32)
Uno de los damnificados
“La camioneta tiene doble tracción y por ese motivo pudieron sacarla de la zanja sin recibir ayuda”, señaló.
Dos de los delincuentes, según indicaron testigos de la huida, ocultaron sus rostros con camperones deportivos y capuchas, mientras que el restante tenía puesto un barbijo.
Por lo que les confirmaron a los damnificados peritos de la Policía Científica, los asaltantes no dejaron huellas dactilares pese a moverse por diversos ambientes de esa propiedad.
No fue la única vez que esta familia es blanco de la inseguridad y, en tal sentido, Jerónimo recordó que “en el año 2003 también se metieron a robar en casa, luego de que delincuentes me hicieran una entradera”.
También otros vecinos de esa zona sufrieron robos.
Por eso, en el barrio adoptaron algunos recaudos: tienen en funcionamiento un sistema de alarma vecinal, un grupo de WhatsApp. Los vecinos también consiguieron que la cuadra sume luminarias. Sin embargo, los robos continúan.
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