Fantasía recurrente: los datos a tener en cuenta para tener sexo bajo el agua

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Es una de las fantasías más comunes, pero no es tan fácil como nos lo transmiten las películas. Y, como para muestra basta un botón (o varios en este caso), numerosos títulos reflejaron en la pantalla grande que tener sexo bajo el agua es de lo más sencillo y placentero: Kim Basinger y Mickey Rourke en “Nueve semanas y media” (1986), Bruce Willis y Jane March en “El color de la noche” (1994), Daniel Craig y Eva Green en “Casino Royale” (2006), Christopher Atkins y Brooke Shield en “El Lago Azul” (1980), Richard Gere y Valérie Kaprisky en “Vivir sin aliento” (1983), Tom Cruise y Elisabeth Shue en “Cocktail” (1988), Alain Delon y Romy Schneider en “La Piscina” (1969), Sean Connery y Kim Basinger en “Nunca digas nunca jamás” (1983) y Leonardo Di Caprio y Virginie Ledoyen en “La Playa” (2000)

Aunque resulta muy sensual experimentarlo, todas esas superficies resbaladizas crean el “escenario perfecto” para tener algún accidente y terminar en emergencias, explicando  lo sucedido. Existen ciertos mitos, detalles y riesgos en torno al sexo bajo el agua que, por obvias razones, en las películas se omiten. Para quienes deseen concretar la fantasía sin ningún incidente, deberán prestar atención a lo que viene a continuación.

El sexo en la playa suena muy atractivo, salvo cuando empiezan a mencionar las raspaduras por arena, el agua salada y toda la basura de que hay alrededor, producto de la conducta irresponsable de las personas, que llevan a que el ambiente cambie inmediatamente de atractivo a insalubre y arriesgado. En cambio, el sexo en la bañera, la pileta, estanque o un pequeño lago es visto en la cultura popular como “lo más sexy del mundo”. Para ponerlo en práctica (y hacerlo bien) hay que saber cuáles son las mejores posiciones, cuáles son los retos extra a los que nos enfrentaremos y si todos esos “mitos” al respecto son reales.

¿ES VERDAD?

Una de las preguntas más frecuentes que se realizan es si el agua “mata” a los espermatozoides: “No, tener sexo en el agua no reduce el riesgo de embarazos. Muchas personas tienen la creencia errónea de que si se mantienen relaciones sexuales dentro del agua, no existe riesgo de embarazo. Esto es incierto. Ni el jabón en la bañera, ni la sal en el mar, ni el cloro en las piscinas eliminarán la posibilidad de embarazo. Si la relación sexual es completa y el esperma entra en contacto directo con el interior de la vagina, el agua que haya alrededor de nosotros no interfiere en el proceso, por lo que la probabilidad de embarazo es real”, explicó el psicólogo y sexólogo Héctor Galván.

El profesional también hizo referencia a las llamadas ETS (enfermedades de transmisión sexual): “El agua no mata ninguna de esas enfermedades, así que debes tomar las mismas precauciones”, aunque remarcó que “si se suelen mantener relaciones sexuales con preservativo, bajo el agua no puedes confiar en él como método de protección. La lubricación que aporta el preservativo se pierde y el látex es un material que se resiente con el agua. Por lo tanto, la probabilidad de rotura es mucho mayor, con la pérdida total de protección y el consecuente peligro que esto conlleva en el contagio de enfermedades de transmisión sexual”.

¿Puede existir riesgo de infecciones? “Tanto si mantienes relaciones sexuales en la playa como en una piscina, se corre riesgo de infección. El agua contiene bacterias y, sobre todo, en ríos, playas o piscinas públicas, no siempre es el medio más limpio. Por otra parte, el cloro de las piscinas puede provocar irritación o interrumpir el pH natural de la vagina”, reconoció el experto.

LAS MEJORES POSICIONES

A sabiendas de lo que implica cumplir esa fantasía en el agua, igualmente hay “recomendaciones” en cuanto a las mejores posturas para transitar esta experiencia, en diferentes páginas de internet sobre sexualidad.

La silla flotadora: los famosos “inflables” pueden resultar un buen punto de apoyo. La mujer puede sentarse sobre eso, con las piernas colgando hacia afuera, y pedirle a su pareja que se siente sobre ella, teniendo especial cuidado en no resbalarse. Esa “flotación” dará una sensación diferente a la posición normal.

De pie: Si el espacio acuático lo permite, tener sexo de pie es una alternativa, siempre verificando que haya un buen soporte para no resbalar. Si el acto de intimar es en la ducha o bañera, es necesaria alguna alfombrita para evitar accidentes.

Misionero flotando: Hay algunos flotadores que son una cama. En caso de tener uno de esos, se puede intentar esta posición mientras recorren la pileta.

“Doggy Style”: Esta posición es conocida y es poco recomendable para la pileta (pues si es demasiado profunda, probablemente ninguno de los dos va a poder aguantar la respiración), pero puede resultar bien para aplicar en la bañera. Es importante el apoyarse en uno de los bordes para tener mayor soporte.

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