Los paseos ahora son al ritmo del protocolo

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Controles de temperatura, limpieza de zapatos, rociado de manos con alcohol y requerimiento de datos personales como nombre y apellido, son parte del protocolo que se aplica en los comercios para permitir el acceso de los clientes, una manera de minimizar riesgos de contagios en un contexto donde los números de afectados por el COVID-19 son alarmantes, pero se necesita seguir trabajando. A los negocios con las persianas bajas, le siguieron los que abrían solo para armar pedidos de compras hechas de manera online y, con el correr de las semanas y la aparición de potenciales clientes en las calles, eso pasó a la aceptación de que ingresen dos o tres clientes, pero luego de someterse a un protocolo que incluye: medición de temperatura corporal, sanitización de manos y hasta el requerimiento de dar datos personales como nombre y apellido.

Se reitera hasta el cansancio que la mejor manera de estar a resguardo del coronavirus es salir lo menos posible y, si es necesario, hacerlo respetando el distanciamiento social, con un barbijo correctamente puesto y procurando mantener las manos limpias. En ese contexto, lo que antes era un paseo para comprar un regalo, acceder a algo necesario o simplemente darse un gusto, ahora se convirtió en un trámite que hay que hacer rápido, a conciencia y sin distracciones. Por caso, el que se proponga “ir a ver regalos” para un familiar deberá tener en cuenta que el tiempo que antes destinaba a ver vidrieras, ahora se empleará en cumplir una serie de requisitos indispensables si es que se quiere traspasar el umbral del comercio.

En los locales se colocaron carteles en los que se indica la cantidad de personas que pueden ingresar, por lo general no exceden las tres personas. En otros directamente se ubicó un mostrador en el acceso y la elección de las cosas se hace a la distancia y sin poder tocarlas. Tampoco se accede al sector de los probadores.

En el caso de que se ingrese a un comercio, el cliente debe limpiarse los zapatos en una alfombra empapada en un líquido sanitizante, momentos después el empleado aproximará un termómetro digital a la frente o a la muñeca y, constatado que el registro está dentro de los parámetros normales, se solicitará amablemente que la persona limpie sus manos con alcohol en gel. Este es un producto que está al alcance de todos para que incluso al momento de abandonar el lugar, si lo desea, limpie nuevamente sus manos o a rocíe la bolsa, en el caso que haya realizado una compra.

 

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