Teatro comunitario recorre los caminos virtuales en tiempos de pandemia
Edición Impresa | 25 de Agosto de 2020 | 02:15

Desde hace años, el “Grupo 451 Colectivo Sanidad Teatro Comunitario”, conformado por profesionales de la salud y trabajadores de distintos ámbitos, se reúne dos veces por semana para hacer teatro y, aunque la irrupción del COVID-19 encontró a muchos de ellos en la primera línea del frente de batalla, reconvirtieron las tablas del escenario en radioteatro y en cortometrajes para no renunciar a ese cable a tierra.
El grupo está integrado por 35 actores, casi todos son trabajadores de la Escuela de Gobierno en Salud “Floreal Ferrara”, antes conocida como Escuela de Sanidad, abierta a la comunidad. Desde que están juntos comparten una especie de comunión los dramaturgos, escenógrafos y los que, de una manera u otra, quieren conectar con una de las expresiones artísticas más antiguas del mundo.
Carlos Alfredo Pérez Rigirozzi, desde hace 5 años director del grupo, es un entusiasta del género que desde 1983 se multiplicó con el retorno de la democracia. “Pertenecemos a la Red Nacional de Teatros Comunitarios conformada por más de 40 grupos del país y al Movimiento Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria”, sostiene el actor.
“Memoria, identidad y festejo”, son los pilares del teatro comunitario y sus integrantes remarcan que una de las cosas más convocantes es su carácter épico, que se nutre de la gran cantidad de actores que suelen subir a escena.
Una de las obras que se ofreció hasta que apareció la pandemia fue “En el país del nunca más”, que aborda la dualidad de una sociedad que durante el Mundial del ´78 festejó un triunfo deportivo, mientras el gobierno militar llevaba adelante la desaparición de personas en lugares como la ESMA. La otra obra fue “Escenas argentinas” que, con toques de humor, describe la vida de un trabajador con toda su problemática.
Para seguir adelante con la actividad, sin los encuentros presenciales que se hacían en el Galpón de las Artes y en la Escuela de Sanidad, el grupo se tuvo que valer de recursos tecnológicos, radioteatro por WhatsApp o armar pequeños videos. El objetivo fue sostener la integridad grupal e individual, más en un momento en el que la mayoría se encuentra trabajando denodadamente en hospitales y el teatro les ofrece algo de oxígeno.
Es que el grupo entiende el arte como un aspecto más de la salud y, desde que apareció el COVID-19, debatieron la forma de seguir. “Tenemos médicos, enfermeras, psicólogos que están en la primera línea y si bien no vernos nos cambió, porque la primera manifestación siempre es el cuerpo, los encuentros virtuales, los videos y los radioteatros nos sirvieron para paliar la cuarentena; incluso se sumaron compañeros nuevos”, asegura el director.
Según se explicó, las actividades se nuclearon en torno a la consigna “Arte y Salud Comunitaria”. Aunque cualquiera puede participar del espacio, como se dijo, la mayoría está relacionada con áreas de la salud: son médicos, enfermeros, psicólogos. Por caso, el director es médico veterinario y psicólogo social.
“Teníamos dos obras en cartel que se suspendieron, como también se suspendieron los ensayos; la situación es muy compleja porque estábamos acostumbrados a encontrarnos dos veces por semana”, resume Pérez Rigirozzi y agrega que la virtualidad atentó contra algo esencial como es el encuentro cara a cara, los abrazos y hasta las pequeñas celebraciones de cumpleaños, hábitos que favorecían la creatividad.
No obstante, se descubrió que la filmación de pequeños videos o el lanzamiento de historias escritas por ellos mismos, al mejor estilo del histórico radioteatro, se transformaron en herramientas para expresar el particular momento que vive la sociedad.
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