Una reputación dañada desde hace años y un caso que “perturba” al gobierno

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El gobierno de Pedro Sánchez cambió de tono a principios de julio, cuando dijo que los hechos “nos perturban a todos, a mí también”, tras evitar el tema durante meses mientras se acumulaban las informaciones sobre Juan Carlos I, quien ocupó el trono español casi 39 años y se encargó de conducir la transición de la dictadura de Franco a la democracia.

La alemana Corinna Larsen –ex amante del rey emérito- habría declarado a la fiscalía de Ginebra que Juan Carlos le transfirió unos 65 millones de euros del monto recibido de Arabia Saudí “por gratitud y amor” y no para ocultarlos.

La imagen personal de Juan Carlos de Borbón quedó muy tocada por esas revelaciones, a las que se suman otros escándalos previos a su abdicación, como cuando se rompió una cadera en una cacería en Botsuana en 2012 durante un safari de lujo pagado por un empresario saudita, en el que estaba acompañado por Larsen, en plena crisis económica en España.

Con su reputación dañada, Juan Carlos cedió la corona a su hijo en 2014, antes de retirarse de la vida pública en 2019. Pero en los últimos años aumentaron las sospechas sobre su fortuna opaca, derivadas de sus lazos con las monarquías del Golfo.

Ante nuevas revelaciones este año, que incluso lo señalaban también como beneficiario de la fundación panameña que en Suiza recibió el dinero saudita, Felipe VI tomó distancia de su predecesor: anunció en marzo que renunciaba a la herencia de su padre y le retiró su asignación anual de unos 200.000 euros. (AFP)

 

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