Alta cantidad de contagios y muertes en el personal médico

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La muerte por coronavirus del enfermero platense, Antonio Gil Yovera, que se desempeñaba desde hacía años en el Hospital de Niños de La Plata, causó no sólo una profunda tristeza y consternación en esa comunidad hospitalaria y en nuestra ciudad, sino que reactualiza la necesidad común a todo el sector sanitario nacional de que se intensifiquen los cuidados sobre los planteles médicos, que atraviesan una situación crítica y ahora agravada por los rebrotes aparecidos en las últimas jornadas.

Los compañeros de tareas del enfermero -que era licenciado en Enfermería y se desempeñaba en el servicio de Emergencia- hicieron público ayer un escrito que implica una conmovedora despedida: “Antonio combatía en primera línea contra el maldito COVID-19. Antonio no llegó a conocer la vacuna. Antonio asistió a los niños hasta último momento. Antonio la peleó en una terapia más de un mes, sólo, sin sus seres queridos. Antonio no pudo llegar a ver la cura como muchos otros colegas y compañeros del equipo de salud”.

Como se ha señalado, el contexto actual sobre la situación que atraviesan los planteles médicos y de auxiliares en la lucha contra el COVID-19 no deja de preocupar. Desde marzo pasado son 17.000 los contagios y 61 las muertes por coronavirus del personal de salud argentino, según datos ofrecidos jornadas atrás por la Federación Sindical de Profesionales de la Salud.

De acuerdo a estimaciones, se calcula que el número total de médicos y personal auxiliar existente en el país ronda los 750.000 y, por consiguiente, casi un 3 por ciento han tenido COVID-19, un porcentaje comparativamente elevado que según fuentes de esa entidad podría ser mayor porque encuentran dificultades para que el Ministerio entregue los números y datos de lugar de trabajo, sexo y provincias donde están los trabajadores infectados. Muchos equipos médicos en hospitales “están diezmados”, aseguraron.

Por su parte, la Federación Cardiológica Argentina aludió a la sobrecarga laboral que pesa sobre los profesionales: “Miedo a contagiar a familiares o seres queridos, angustia, ansiedad e insomnio son algunos de los efectos que diferentes profesionales de la salud están experimentando desde el comienzo de la pandemia de COVID-19 a raíz del trabajo que realizan”, señalaron. Cabe señalar que la entidad realizó una encuesta a un universo de 2.000 médicos, enfermeros, psicólogos y kinesiólogos, entre otros. Entre los principales efectos que han experimentado desde el inicio de la circulación del SARS-Cov-2, mencionaron el miedo a contagiar a un familiar o ser querido, la ansiedad, el insomnio y la tristeza.

Una disminución de los ingresos a partir de la pandemia, en algunos casos la falta de elementos y equipos de seguridad necesarios para el trabajo en las salas críticas y una sucesión de consecuencias negativas -emocionales y sociales, entre estas últimas las discriminaciones que sufren- forman parte de los reclamos formulados por los planteles de médicos y de personal auxiliar que luchan contra la pandemia en nuestro país.

Está claro que las autoridades debieran intensificar la toma de todas aquellas medidas que impliquen una mitigación de los impactos que sufre hoy el personal de salud. Existe, ciertamente, una realidad muy elocuente, frente a la cual no cabe más que alarmarse y tratar de revertirla: la Argentina se encuentra entre los países con mayor tasa de personal médico contagiado de coronavirus. El problema podría cobrar aún mayor magnitud en el interior del país, en donde los rebrotes pueden encontrar a sistemas de salud tradicionalmente integrados con muy pocos médicos y enfermeros capacitados para enfrentar al COVID-19.

 

 

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