Habían pedido que le hicieran una castración química
Edición Impresa | 13 de Septiembre de 2020 | 02:19

El 18 de mayo de 2009 Eduardo Máximo Castro fue condenado a 20 años de reclusión por la violación de una mujer a quien, además, le gatilló cinco o seis veces con el arma en su cabeza, sin que saliera el disparo. “Tuviste suerte, no mires por dónde me voy, porque sino te pego un tiro”, le dijo el agresor luego de llevarla por ocho cuadras por un descampado, sumergirle casi hasta la asfixia en un zanjón en la zona del mercado platense, desnudarla, atarla con una soga y violarla. El hecho había ocurrido casi 10 años antes, en agosto de 1999.
Los jueces del Tribunal Oral IV de La Plata, Emir Caputo Tártara, Juan Carlos Bruni (h) y Gloria Berzosa, lo condenaron, pero desestimaron un llamativo pedido que hizo el abogado de la víctima, Cristian Pettorosso, quien pidió para el imputado la castración física o química y una pena que lo deje “en prisión para siempre”. Le sugirieron que presentara ante la legislatura un proyecto para reformar el Código Penal, ya que no contempla esa pena. Lo cierto es que menos de 7 años después, Castro estaba libre de nuevo.
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