Barajar y dar de nuevo para seguir adelante con las actividades de todos los días

Lo digital avanzó sobre nuevas áreas de lo cotidiano y se convirtió, para muchos, en la nueva forma de trabajar. Ventajas y contras

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“Se trabaja más, porque se desdibujan los horarios de la actividad y del descanso. Y se trabaja de una manera muy diferente: preparar una clase virtual no tiene nada que ver con planificar una presencial. Exige otro tipo de enfoque”, dice Paulina Piro, profesora de un colegio secundario platense y una entre los miles de docentes de la Ciudad que vieron cambiar radicalmente su vida a través del teletrabajo.

Para Paulina, estos seis meses de docencia a distancia, por medio de las nuevas tecnologías “representan hoy la única posibilidad que tenemos de seguir enseñando y, desde ese punto de vista, es valioso, pero tiene sus desventajas y alguna que otra potencial ventaja de cara al futuro.

Entre las desventajas de las que habla la docente se cuenta la necesidad de “simplificar contenidos para que lleguen de manera eficaz”. Esto se relaciona con la inexistencia, pantalla mediante, de la clásica interacción entre el alumno y el profesor en el aula, la posibilidad de repreguntar una y otras vez e incluso la interacción con los otros alumnos, cuando la pregunta de unos de los integrantes de la clase genera nuevas preguntas de otros alumnos. Todos estos mecanismos presenciales permiten profundizar una explicación.

Pero lo más preocupante es la disponibilidad de medios de conectividad, tanto entre los alumnos como entre los profesores: “En una clase de zoom aparece la mitad de los chicos de la división y eso es porque los otros tienen problemas para conectarse, por falta de Internet o de dispositivos. También hay profesores que tienen dispositivos inadecuados o una mala conexión a la red”, indica y sostiene que “esto va a generar que cuando volvamos al aula vamos a tener que volver atrás con algunos contenidos para nivelar, porque muchos quedaron chicos rezagados”.

Guillermina Negro, profesora de gimnasia al frente de un gimnasio especializado en adultos mayores, dice que la cuarentena le cambió su forma de trabajar, pero de una manera que terminó revelándose positiva.

“Cuando al principio se habló de una cuarentena de un mes decidimos esperar. Cuando nos dimos cuenta de que esto iba para largo opté por proponer a mis alumnos armar un grupo de Facebook y seguir con la actividad a través de esa red social”, cuenta.

El resultado, dice Guillermina, la sorprendió.

“Si bien algunos de los alumnos más grandes dejaron de sumarse a las clases (salvo aquellos que tienen a los hijos cerca y que los ayudan con las nuevas tecnologías), la mayoría se sumó y especialmente las mujeres. Pero no sólo eso: empezaron a aparecer alumnos de otras provincias que querían sumarse y que terminaron integrándose a las clases. La cuarentena terminó por expandir el alcance del gimnasio”, dice.

Es por eso que para la profesora, el regreso a la normalidad, cuando ocurra, no va a ser cómo se hubiera imaginado inicialmente: “Como trabajo con una población que es de riesgo frente al virus sé que el regreso a la normalidad no va a ser rápido. Pero cuando suceda ya decidí que voy a alternar las clases presenciales con las virtuales, que tienen sus ventajas, como la de poder tomarla sin salir de casa si hace frío”.

 

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