Ted Lasso: una comedia futbolera inocente pero contagiosa es la media hora de tevé más feliz del año

La serie sobre un entrenador de fútbol americano que es contratado por la Premier seduce con un optimismo a prueba de balas

Edición Impresa

Pedro Garay

pgaray@eldia.com

En la marea de series que se lanzan cada semana a la cada vez más grande cantidad de plataformas on demand, es fácil que verdaderas obras maestras se pierdan en el ruido. Este año, sin ir más lejos, es poca la aclamación que han recibido algunas de las series mejor construidas del año, como “Normal People” o “The Great”. “Ted Lasso”, reciente estreno de Apple TV+ que termina su primera temporada el viernes... no es una de esas series, aunque sí comparte con ellas el injusto olvido en el que parece condenada a caer.

Mucho tiene que ver que la plataforma que la hospeda, a pesar de la marca que la auspicia, es todavía un soldado raso en la guerra de las plataformas. El género de la comedia, además, es fácil de menospreciar, y eso que quizás sea el más valioso género de la humanidad (pero la solemnidad del drama siempre gana). Además, su premisa huele a ridiculez y estereotipos rancios: la serie trata sobre un entrenador de fútbol americano (el que da nombre a la serie, encarnado en la serie por Jason Sudeikis) contratado para dirigir un equipo de fútbol, el fútbol nuestro, que da batalla por no descender en la prestigiosa Premier League inglesa.

Lo ridículo de la idea tiene un motivo: en realidad, el personaje fue creado en 2014 para una serie de sketches realizados por Sudeikis para promocionar la transmisión de la Premier League en el canal estadounidense NBC. Aquello era pura parodia de un norteamericano orgullosamente ignorante de las diferencias entre su fútbol y el que se juega en el resto del mundo: de alguna forma, mágica, sorprendente, “Ted Lasso”, la serie, consigue transformar esa caricatura en un personaje profundamente humano del que hasta el más cínico se enamorará.

Esa es la gran victoria de la serie de Apple TV+: en los primeros minutos, el Ted Lasso de Sudeikis asoma ridículo, un inocentón de sonrisa contagiosa pero sin sustancia, puro optimismo sin fundamento; y poco a poco, minuto a minuto, su optimismo, su insoportable demostración de las bondades de la amabilidad, le ganan al espectador, que se rinden ante el encanto sencillo de Sudeikis. En paralelo, también la serie deja de ser una parodia de premisa bizarra y se gana un espacio en el corazón de la audiencia.

Ted tiene la misión de ganar también los desconfiados corazones de un conjunto de futbolistas sin confianza ni compromiso entre los que se incluyen una diva del gol, un veterano gruñón en las últimas y un utilero sabio pero tímido como un gato golpeado. El entrenador de Sudeikis tiene todo para fallar al frente de ese conjunto, y ese es el plan: la presidenta del club, encarnada por Hannah Waddingham, contrata al entrenador para que fracase miserablemente y así vengarse de su infiel ex pareja y ex dueño de la institución. Es una historia con aroma a “Major League”, y como en aquella historia de desvalidos y marginados que triunfan, la audiencia no puede dejar de hinchar por Ted, sus extraños métodos (¡la honestidad! ¡la amabilidad!) y su Armada Brancaleone.

“Ted Lasso”, reciente estreno de Apple TV+, termina su primera temporada el viernes

 

Creación de Sudeikis junto a Bill Lawrence, el creador de “Scrubs”, Joe Kelly y Brendan Hunt, “Ted Lasso” es una caricia amable en tiempos de violencia en la tele y fuera de ella. Lo que los angloparlantes llaman una historia “feel good” (una historia para sentirse bien): “Me encantan las comedias cínicas donde los personajes son provocadores y algunos son desalmados. Pero en nuestra serie nos importaba mucho que fuera esperanzada y optimista”, dijo, al respecto, Sudeikis.

Los dichos del actor responden a quienes la tildan de inocentona: la inocencia es política, una apuesta por poner en valor la amabilidad y la importancia de tejer puentes en tiempos de desconexión, de cinismo profundo, de comunidades partidas; incluso, una apuesta por plantear otras formas de masculinidad, otras formas de conducción, de éxito y de manejo de poder a la que estamos acostumbrados a ver en la pantalla. Ted Lasso no es el hombre hipermasculino que todo lo sabe y dirige con la voz firme, sino un tipo curioso y optimista, cuya sonrisa habrá agotado a su esposa (por algo cambia la zona de confort del fútbol americano por Inglaterra) pero seduce a sus jugadores y a nosotros.

Bueno, está bien: tampoco es que no estamos ante la comedia más corrosiva ni significativa de su tiempo. Pero, en tiempos de noticieros pandémicos y shows televisivos oscuros y desesperanzados, se ha convertido, por lejos, en la media hora semanal de televisión que más disfruto y espero.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE