Pidió “una cama dura” en el Regimiento 7

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“La caída de Yrigoyen se materializó en La Plata, donde arribó en un estado de salud muy delicado. En nuestra ciudad hizo entrega de su renuncia al jefe del Regimiento 7 de Infantería. Llegó acompañado de su médico personal, el Dr. Meabe y de su ministro de Relaciones Exteriores, el Dr. Horacio Oyhanarte”. Allí pidió “una cama dura donde reposar el cuerpo para no caerme”.

Tales expresiones pertenecen al historiador Ricardo Soler y se encuentran en el libro “Cien años de vida platense”, editado en 1982 por este diario y que recoge las principales crónicas de EL DIA desde su fundación.

El historiador detalló que el diagnóstico de la enfermedad de Yrigoyen era el de una bronconeumonía. Tenía fiebre y hacía ya alrededor de veinte días que guardaba cama, “de modo que puede decirse que desde su lecho presenció la caída de su gobierno”. Lo cierto es que la situación personal de Yrigoyen se tornó confusa después del golpe; no existían definiciones procesales en torno a su destino, de modo que estuvo deambulando luego por distintas unidades militares del país hasta que finalmente fue enviado, en condición de prisionero, a la isla Martín García.

Triunfante la revolución militar -a la que el conservador Uberto Vignart, luego presidente del Jockey Club platense entre 1934 y 1954, calificaría como “segunda tiranía”- se registró en La Plata, en la misma jornada, una manifestación espontánea de festejo, integrada por unos mil asistentes. Marcharon por la avenida 7 y al recorrer la cuadra entre 56 y 57 donde se encontraba un comité radical, se registró un duro enfrentamiento con los radicales allí presentes. Fue el propio Vignart, que encabezaba la manifestación, el que apaciguó a los suyos y calmó a los más exaltados. Añade Soler que “esta fue la primera manifestación popular espontánea contra Yrigoyen. Luego se organizó una mucho mayor al hacerse cargo el interventor federal”.

 

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