En Barrio Hipódromo se sienten “como en un barrio cerrado, pero sin seguridad”
Edición Impresa | 3 de Enero de 2021 | 04:22

Los vecinos de un sector del barrio Hipódromo no coinciden a la hora de encontrar una causa que explique la creciente y sostenida ola de inseguridad que los golpea desde hace rato, pero son unánimes a la hora del diagnóstico: ya no pueden entrar ni salir de sus casas tranquilos, como tampoco caminar o pasear por la calle, sin importar el horario. Algunos creen que el problema es la falta de luminarias; otros aseguran que lo que faltan son policías y no son pocos los que responsabilizan a la obra del paso a bajo nivel de 1 y 32, “que nos dejó más aislados de la comisaría Segunda. Somos como un barrio cerrado, pero sin seguridad”. Como sea, en los últimos días volvieron a reunirse para discutir medidas que, al menos, alivien un poco la problemática.
Jorge es de los que cree que una calle iluminada es un escenario menos propicio para el delito. “Hace meses que pedimos que pongan las farolas con doble luz sobre la calle 1, porque de 33 a 34 no hay un solo farol”, se quejó. Y sumó: “Nos guiamos más por los faroles del otro lado de la vía, porque algunos funcionan”.
Ana, vecina del barrio, contó las experiencias que vivió su hijo en la cotidiana rutina de pretender entrar en su propia casa de 34 y 115.
“Siempre tratamos de estar atentos a cuando él llega. Ahora por lo menos tenemos alarma (vecinal), pero antes de eso intentaron asaltarlo dos veces”.
“En una no pudieron - aclara- porque yo tenía un silbato y empecé a tocarlo para que otros vecinos activaran su alarma, y otra vez mi hijo se dio cuenta a tiempo y siguió de largo, pero el susto te lo llevás igual”.
Aclaran los frentistas que el problema no se limita a los motochorros.
“Algunos andan caminando”, refiere otra mujer que fue asaltada en 1 y 34, cuando volvía de pagar unas cuentas con 100 pesos en una mano y el bolso del colegio de su hija en la otra. Se llevaron todo y a los pocos días su hija corrió la misma suerte. Aseguró que eran menores, uno de los cuales “después terminó apuñalando a un hombre en diagonal 80”.
Los vecinos se mantienen comunicados e intercambian novedades en un grupo de WhatsApp que tiene 56 miembros. “Yo hace poco que vivo acá -dice una frentista- pero me sorprendió la cantidad de robos que hay en poco tiempo”.
Los casos sobran. Y los vecinos los cuentan uno detrás de otro.
“En 34 y 115 a un chico le robaron la bicicleta y la mochila”; en 33 y 115 se metieron en una casa y molieron a su dueño a palos”. En 1 y 35 le sacaron a otro las zapatillas y la plata”. Y podrían seguir un rato largo. “Acá no hay móviles policiales”, cuestionan, “la idea es que programemos todas las alarmas vecinales en cadena, pero los que tienen que responder son los policías y tardan muchísimo en llegar, si llegan”, aporta otra vecina, Valeria. Algunos apuntan al paso bajo a nivel, pero muchos aclaran que el “problema viene desde mucho antes de cualquier obra”.
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