En el 2021 me vacuno
Edición Impresa | 3 de Enero de 2021 | 05:20

Irene Bianchi
irenebeatrizbianchi@hotmail.com
@IRENEBIANCHI
- ¿Y, chiquis? ¿Cómo arrancaron el 2021?
- Yo me agarré una curda de caña y ruda que ni les cuento. Todavía me dura la resaca.
- Yo recibí el año con una ristra de ajos colgada del cuello, y un par de herraduras adosadas a las crocs.
- ¡Estabas para la tapa de “Vogue”, Piru!
- Yo le di a los pisos con un lampazo empapado en vinagre, bicarbonato y limón. Y a las paredes también, por las dudas.
- ¡Qué supersticiosas, che! ¡No es para tanto!
- ¿Que no es para tanto? ¿Te parece poco lo que pasó en 2020? ¡Un año para el olvido!
- Al contrario. Mejor no olvidarlo y aprender algo de la maldita pandemia.
- ¿Aprender algo? ¿Como qué?
- Que no somos tan importantes como nos creíamos. Que un bichito invisible nos puso en jaque, y que puede haber muchos otros agazapados por ahí. Que hay que cuidarnos entre todos porque nadie está exento del contagio, por más rico, poderoso o famoso que sea. Flor de sopapo al ego planetario, amigas.
- Te pusiste filosófica, Pepa. ¡Qué profunda! Me das asquito.
- Igual no me olvidé de estrenar bombacha, eh. Una cosa no quita la otra.
- ¿Y no te molestó el ajuste a nuestra ya magra jubilación, Pepa?
- La verdad que sí. Creo que hay un plan de exterminación programada de “adultos mayores”. O nos mata el bicho, o moriremos de inanición.
- ¿Ajuste o quita? Habría que recordarle a la deshonorable Cámara de Diputados el versito de mi infancia: “Santa Rita, Santa Rita, lo que se da, no se quita”.
- Mientras tanto, la Señora del Calafate cobrará dos pensiones de privilegio. Un fangote. Más su sueldo como senadora. Dos palos por mes, mango más mango menos, más los retroactivos e intereses “adeudados”. Un camión de caudales, bah.
- Sí. De todo nos enteramos el mismo día. Menos guita para nosotros, más para ella.
- ¿Fue Perón el que dijo que los únicos privilegiados son los niños?
- Sí. Pero eso no corre más. Hoy, los únicos privilegiados son los que tienen la sartén por el mango.
- Y el mango también, como cantaba María Elena, que describió a los ejecutivos como nadie.
- Pero seguro que tendrá que pagar ganancias la Vice.
- ¿Sabés que no? Exenta. Y, como si esto fuera poco, goza de fueros la Doctora. Bingo.
- Bueno, pero la plata no hace la felicidad.
- La miseria tampoco. Y convengamos que 20 luquitas por mes es una jubilación miserable. Sobre todo para quienes aportamos religiosamente durante añares, sin ligar nada de arriba.
- Veamos el lado bueno, che. La adversidad nos ha hecho fuertes. Somos guerreras.
- Ahí tenés razón. Este íspa es un curso intensivo de supervivencia cotidiana. Te prepara para todo. Entrenamiento forzoso. Si llegamos vivas y sanas a fin de este año podrido, es que somos imbatibles, chicas.
- Hablando de Roma, ahora que pasaron las comilonas de fin de año, ¿qué tal si entrenamos un poco?
- Sólo si entre todas contratamos a un “personal trainer” que esté bueno. Joven, musculoso, con tabla de lavar incorporada, vientre chato, simpático, con todos los dientes y todo el pelo. Así por lo menos, nos deleitamos la vista entre sentadilla y sentadilla.
- ¡Ay, no! Mirá si se te escapa un gas, como le pasó a la Amuchastegui. Mejor por zoom, con la compu muteada.
- ¿Seré curiosa, ¿ya se vacunaron?
- Yo espero un cacho. La rusa está flojita de papeles.
- Bueno, chicas. Borrón y cuenta nueva. Que el 2020 reviente y el 21 sea mejor que ninguno. ¡Chin, chin!
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