Cinco años de peripecias con un Mustang

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“Desde que vi ese auto en Arma Mortal 2, en los `90, quede flechado”, dice Ramiro Beraza recordando épocas de chico. Hoy tiene 41 y logró su sueño: “lo pude tener”, dice. Habla del Ford Mustang con el que tuvo un primer encuentro virtual en 2015, en una web de ventas. “Entro a la casa de mi amigo y veo que estaba buscando motonetas para restaurar. Le dije dejate de joder con esas cosas y buscá un Mustang. No va que apareció mi unicornio”, cuenta. El auto, de segunda mano, lo tenía un ruso viviendo en San Isidro. Le dije de cambiárselo mano a mano por un Honda Fit. Le interesó la idea”, apunta. El coche, de los ´80, había ido a Canadá en 1887 y vuelto a estados Unidos 9 años después, antes de llegar al país. La aventura empezó con clases de manejo con caja manual para el vendedor y su esposa. Ya en casa, empezó un proceso que buscó devolver el coche a su mejor momento, pero se aparta del proceso de restauración clásico. Por caso, le puso un motor de otro modelo de la marca y lo “potenció”. Eso sí, conserva el aspecto original. La tarea, en 5 años, requirió sacrificar gusto, vacaciones y hasta un Falcon Sprint. “Sufrí el armado hasta que pudimos resolverlo con mi mecánico y amigo. Digo sufrí porque supuestos eruditos hicieron macanas. Mientras, mi casa era una casa de repuestos. El auto sigue siendo un cable a tierra. Solo quedan detalles de afinación”, se ilusionó Beraza.

 

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