Del orgullo a la preocupación: el arbolado, una marca “entre dos fuegos”
Edición Impresa | 21 de Noviembre de 2021 | 02:47

Aunque durante largos años -después de su fundación- La Plata se presentó como una urbe en construcción totalmente pelada de árboles (hasta bien entrado 1900 sólo había ejemplares en el Bosque y en la avenida 13, a la altura de Tolosa), la característica principal de la capital bonaerense desde hace por lo menos un siglo es el verdor de sus calles y avenidas y la frondosidad de sus plazas y parques, toque singular que a ese paisaje urbano sólo se lo da el conjunto de especies botánicas plantadas de Norte a Sur y de Este a Oeste. No obstante ese rasgo típicamente local ¿Existe un registro que precise cuántas unidades posee la Ciudad? ¿Se conoce el estado fitosanitario del patrimonio forestal? ¿Cuántas cazuelas hay disponibles para reposiciones? ¿Se sigue un criterio determinado de especies para los reemplazos? Ambientalistas, expertos y vecinos que siguen con atención las condiciones del arbolado público platense sostienen que no se cumple ninguna de esas cuestiones.
El Foro de Defensa del Árbol es una organización que reúne a platenses de diversas profesiones y ocupaciones interesados en la protección del patrimonio forestal. En ese espacio, que conforma, a su vez, otros círculos de intercambio de ideas y preocupaciones ambientales, se viene planteando desde su creación, en 2019, la necesidad de que el Municipio aplique la Ley 12.276, normativa provincial que regula las políticas dirigidas al arbolado público y le exige a las comunas la confección de un censo que determine cuántos, de qué especies y en qué condiciones se encuentran los ejemplares botánicos de veredas, ramblas y espacios verdes; la creación de un Consejo Vecinal que acuerde con la administración local de turno para encontrar las mejores soluciones a los problemas de la colección arbórea; y la elaboración de un Plan Regulador que, entre otras cosas, defina las tareas de conservación y oriente sobre las medidas que se consideren “convenientes y necesarias” para la salvaguarda de las plantaciones existentes y la mejora de “su desarrollo y lozanía”.
Esa inquietud está expresada, por caso, en la Agenda Ambiental 2021 que presentó un grupo de entidades convocadas por la ong Nuevo Ambiente. Ahí se señala que “la implementación de la norma sigue pendiente” y se reclama ponerla en funcionamiento, de forma integral, porque la falta de esa regulación “afecta grave e irremediablemente al patrimonio arbóreo de la Región”.
Andrea Suárez Córica, artista visual y naturalista urbana, integra el Foro desde el proyecto “Arbórea”. Su diagnóstico no es el mejor. Dice que los árboles en esta ciudad están “entre dos fuegos”. Uno de esos frentes lo componen los vecinos que realizan “malas prácticas” (básicamente podas indiscriminadas, por cuenta propia, sin autorización ni conocimiento de la técnica de despunte) y en el otro polo está el Estado municipal, “que no atiende los reclamos y entonces los frentistas obran por sí mismos”.
Horas atrás, un ejemplo. Vecinos de 14 entre 58 y 59 pusieron el grito en el cielo ante la poda de un árbol centenario por “cuenta y orden” de un frentista de la cuadra. “Lo hicieron sin autorización”, dijeron indignados por la acción.
Es larga la lista de “descuidos” que remarca Suárez Córica. “Desde el Foro se observa que la degradación es permanente: vemos, por ejemplo, que cuando comienza una obra hay dos fresnos en sus cazuelas y cuando la obra termina esos ejemplares se extrajeron y no se los reemplaza; o la extracción de más de 20 moreras de la avenida 60 porque el fruto mancha las veredas; y en cambio no se retiran árboles que están en la puerta de las escuelas, muertos, y que son un peligro”, detalla.
Según la impulsora de Arbórea, los daños producidos por los vecinos “no se solucionan con el castigo o la punición, sino con campañas de concientización permanentes”.
En la opinión del ingeniero forestal y biólogo Fabio Achinelli, docente en la facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP e integrante de la Comisión de Arbolado creada hace unos meses en esa unidad académica, la colección botánica de la vía pública de La Plata es comparable a la de muy pocas ciudades del país. “En términos patrimoniales, es decir, cantidad de árboles, su antigüedad; su estado; su valor escénico, biológico, estético e histórico, es muy valiosa y en toda la Argentina no debe haber más de diez ciudades con un arbolado de estas características”, evalúa el especialista.
Con todo, esa calidad no tiene correlato con el mantenimiento y cuidado que merece, según el experto forestal. Achinelli subraya que el estado general del arbolado público de la Ciudad es “cada vez peor” y que tal degradación responde a décadas de desidia municipal, “por lo menos a cuarenta años”. Él llegó a La Plata “con la democracia” -recuerda- y hasta ahora, no vio “un manejo del arbolado de acuerdo a criterios técnicos, arquitectónicos y urbanísticos”.
Sintetiza Achinelli, en esa línea, que “el problema macro del arbolado público de La Plata es la falta de planificación, de no prever a mediano y largo plazo, basándose para las intervenciones sin inventarios y sin criterios técnicos”.
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