Es necesario informar

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Diego Bagú

Director del Planetario de la UNLP

El 30 de junio de 1908, en la Siberia rusa, más precisamente en Tunguska, ocurrió un gran e inquietante suceso. Un asteroide de aproximadamente unos 80 metros de diámetro ingresó en la atmósfera a miles de kilómetros por hora. La enorme fricción con el aire elevó la temperatura del objeto, provocando que comience a incendiarse para, finalmente, detonar antes de tocar el suelo. La explosión fue de tal magnitud que, aún sin haber impactado con la superficie terrestre, todo un bosque fue arrasado. Este fenómeno, el evento de Tunguska, es el más grande de los impactos entre un asteroide y nuestro planeta de los que se tenga registro. Es necesario informar respecto de la vital importancia que conllevan el descubrimiento, análisis y rastreo de los asteroides. De estos programas científicos depende, literalmente, nuestra supervivencia.

 

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