Robaron dinero, teléfonos y hasta un disco duro para no dejar rastros

Ingresaron por una ventana y tomaron por sorpresa a una pareja de comerciantes que dormía en el local. Armados y con saña, vaciaron la caja

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El reloj marcaba las 3.30 de la madrugada cuando un fuerte estruendo despertó a una pareja de comerciantes que se encontraba descansando en su local ubicado en 10 y 43, después de una larga y extenuantejornada laboral. Recién despiertos, confundidos y asustados por el ruido que acaban de oír, ambos se vieron de pronto rodeados por cuatro sujetos encapuchados y armados.

El grupo actuó con violencia de forma inmediata. Antes de que pudieran resistirse o pedir auxilio, uno de los ladrones les aplicó a cada uno una piña para neutralizarlos y evitar cualquier tipo de resistencia. No se trataba de una pesadilla sino de una realidad de la que el dueño tomó conciencia cuando recibió un segundo golpe en la cabeza y una advertencia: “Quedate callado o sos boleta”.

Tras revelar sus intenciones, el grupo delictivo se distribuyó las tareas: mientras uno custodiaba a las víctimas sin dejar de apuntarlas, los otros tres registraban el local.

Los maltratos no se detuvieron, e incluso crecieron a medida que los malvivientes veían aumentar su frustración por no hallar nada de valor.

En este sentido, un representante de la firma expuso que el robo tuvo un gran parecido con los hechos de inseguridad que suelen sufrir los productores del cordón hortícola de La Plata. “Es como si se tratara de la misma banda. Nos hemos enterado de casos muy duros que le ha tocado vivir a quinteros amigos”, expresó ayer Juan, en diálogo con este diario.

Al respecto sostuvo que “la zona es tranquila pero, cada tanto, suelen tener lugar episodios de inseguridad como robos de motos o de bicicletas o algún que otro arrebato”.

“La zona es tranquila pero, cada tanto, suelen tener lugar episodios de inseguridad”

 

Según pudo confirmar este diario, tras apoderarse de una suma de dinero que había en la caja y de teléfonos celulares, los malvivientes abandonaron la escena por el mismo lugar que habían ingresado: una ventana ubicada en el fondo.

Pero, transcurrido menos de un minuto de silencio, nuevamente un ruido proveniente del fondo, volvió a invadir de nerviosismo y tensión a la pareja. Se trataba de uno de los ladrones que alcanzó a observar que había cámaras de seguridad en el local y había tomado la decisión de volver a limpiar cualquier rastro que quedara del robo.

Ante la posibilidad de que del video pudiera desprenderse alguna pista sobre su identidad, el individuo se dirigió al mostrador, arrancó un disco duro que había sido instalado para grabar las imágenes y se fue. Así se esfumó quizás la única chance que tenían para dar con algún dato sobre los responsables del atraco.

Con respecto a las víctimas, se supo que, tras llamar al 911, se entrevistaron con la policía y, luego, un equipo médico del SAME los atendió por una serie de heridas de carácter “leve” que tenían en sus rostros.

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