Desnudo de convicción, estuvo lejos de jugar como necesitaba e hizo trizas su mínima ilusión

Rodrigo Rey fue la figura de un equipo sin la enjundia que demandaba la ocasión. El Pulga falla penales y Licht repite que se quiere quedar

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Por MARTÍN MENDINUETA

@firmamendinueta

La más fea sensación que invadió la calurosa tarde de ayer fue la ausencia de curiosidad por los resultados que se iban generando con los otros equipos que también deseaban clasificar a la Copa Sudamericana. Si no hubo interés ni nerviosismo por lo que ocurría lejos de Paraná fue sencillamente porque el Lobo aplacó esas ganas.

Antes de fijarse en lo que hacían Racing, Rosario Central, Huracán y Unión, Gimnasia tenía que resolver un partido de baja exigencia que, si lo hubiera afrontado con mayor convicción, tranquilamente podría haber ganado.

No es sólo una apostilla merecedora de un recuadro a dos columnas que el Pulga desperdició su tercer penal desde que viste la azul y blanca. Todos hubieran significado goles valiosos. Todos valían mucho para la coyuntura que imponía el partido en cuestión. Todos terminaron siendo oportunidades malgastadas.

El Lobo de Pipo jugó más o menos bien los veinte minutos iniciales, y en dicho lapso estuvo la gran oportunidad para quebrar la paridad.

EN EL LENGUAJE DE PIPO “NO LE DIO EL CUERO PARA LLEGAR A LA COPA”

Si bien en la recta final de la competencia sobresalen como episodios nada agradables la dura caída ante Argentinos Juniors y este empate sin una pizca de gracia, el ciclo liderado por Néstor Gorosito invita a creer que el equipo seguirá evolucionando.

Más allá de lunares sencillos de apreciar (no haber podido mantener la muy seductora ventaja de dos goles en el clásico, y haber sufrido un par de inesperadas derrotas como local), Pipo elevó la autoestima de todo Gimnasia y machacó sobre la idea de pensar en objetivos que no sólo tengan que ver con mantener la categoría.

El tema es que deberá seguir insistiendo. Gimnasia no debía ganarle al River campeón de Gallardo en el Monumental; tenía que imponer condiciones sobre un rival que de ningún modo está entre los más poderosos del torneo.

DEMASIADO ABURRIDO, INCAPAZ DE SEMBRAR EL OPTIMISMO BUSCADO

Después del dominio inicial, el Lobo empezó a desvanecerse en un proceso que no pudo modificar ni siquiera apelando al banco de suplentes. Los que ingresaron rara vez lograron sacudir la modorra que pretendía erradicarse.

Que Rodrigo Rey (su idoneidad para cuidar el arco tripero no es tema de discusión) haya sido el jugador más destacado del huésped que pretendía ingresar a una copa internacional, indica más de lo que parece.

¿Qué pasó con el resto? ¿Por qué ninguno fue capaz de liderar la búsqueda del objetivoplanteado? ¿Cómo fue posible que después de haber generado tantas situaciones propicias para marcar ante el eterno rival, los delanteros, todos, lucieran en la víspera sin coordinación ni peligrosidad.

El equipo y la gente necesitaban una prestación que de ningún modo llegó.

LOS PRIMEROS CAMBIOS APUNTARON A SOLUCIONAR LA FALLA CENTRAL

Rápido de reflejos, Pipo utilizó el entretiempo para modificar un eje que fracasó por completo. La dupla Cecchini-Insaurralde no supo imponerse en el medio y los huecos que dejaron fueron llamativos. Ninguno estuvo a la altura de lo que el partido les demandaba. Semejante falla no trajo consecuencias en el resultado únicamente por la falta de lucidez de los volantes locales.

Nery Leyes, que meses atrás no conseguía ser considerado como una opción válida para la contención, terminó haciéndose notar con mayor ímpetu que los titulares en dicha función.

SEGUNDA VEZ QUE HOLGADO NO ENTRA CUANDO SE NECESITA GOL

La situación de Rodrigo Holgado vale como ejemplo de lo que Gimnasia no debiera repetir. El centrodelantero que fue buscar realizando una inversión importante, no es considerado por el entrenador ni siquiera cuando hay que irse encima del rival e incrementar a cualquier precio la presencia en el área.

No es un error del técnico. La contundente decepción que instaló quien llegó desde la liga chilena, tiene directa relación con su precario nivel personal.

Gimnasia llegó a Paraná teniendo claro que sólo lo amparaba una pequeña ilusión, pero eso no debió importarle. Tenía que hacer lo suyo y después ver si le alcanzaba o no. Claramente quedó en deuda.

Su gente, la que llenó el estadio de fervor el domingo pasado, merecía un esfuerzo mayor.

 

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