Una hija “destruida” y un fuerte pedido de justicia

En diálogo con EL DIA, María Eugenia recordó a su padre y reclamó que se encuentre a los autores de su asesinato, ocurrido en 2020 en Castells

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Con una pesada carga de dolor que la acompañará toda su vida, el pasado 2 de diciembre María Eugenia Alfonso (26) acudió a las redes sociales para exhalar esa aflicción y reclamar Justicia por el crimen de su padre. Su mensaje fue claro y duro: “Hace 16 meses que voy a ver a mi papá a un cementerio, a llevarle flores, a hablarle aunque no sepa si me escucha”.

La única hija de Rodrigo Alfonso (57), un albañil y querido vecino de Villa Castells que fue asesinado en el marco de un robo en su casa de 4 y 495, no busca otra cosa que la resolución del hecho. Quiere algo de paz que la ayude a sobrellevar la ausencia de quien fue su “compañero y amigo”, además de progenitor.

“Si viste o sabes algo de lo que pasó la noche del 2 de Agosto de 2020, podés comunicarte conmigo o acercarte a alguna comisaría a declarar bajo identidad reservada y no vamos a saber nada de vos”. Así cerró el texto que dejó fijo en su perfil de Facebook.

Para lograr la tranquilidad que le permitió escribir el posteo, la joven cocinera atravesó una angustia que la dejó paralizada.

María Eugenia y su papá

“Tuve un período de depresión muy grande, estuve en tirada en la cama todo el día hasta que pude levantarme de nuevo. Para mí y para toda mi familia es muy difícil salir adelante”, le dijo a EL DIA. Del crimen, poco se sabe. La investigación se centró en algún punto en una familia del barrio, aunque nunca hubo detenidos. Incluso es factible que no se haya tratado de solamente de un asalto por la saña con la que mataron a Alfonso. Cuando por fin pudo rehacer -en parte- su vida, María Eugenia retomó su propia pesquisa bajo una premisa que no la sosiega: “No puede no haber quedado rastros de ningún tipo”, sostuvo. Para ella, “se ve cierto desgano a la hora de investigar”. La afirmación fue luego justificada en detalle. “De la causa, la verdad, mucho no hay. En su momento fui casa por casa, hablé con todos los vecinos, me encargué de ver algunas cámaras (la mayoría ya las tenía las DDI y nunca accedí)”, precisó.

Recién en septiembre de este año, prosiguió, “hicieron una pericia de la sangre que había en la escena, que obviamente era de mi papá”. Luego aportó que “los vecinos dicen que en un momento se escuchó la música muy fuerte, pero el equipo de música de mi papá nunca lo peritaron y no lo van a hacer porque no lo consideran relevante”.

En tanto, señaló que “de lo que son las huellas digitales, sé que levantaron algunas pero no sé qué pasó con eso. Está todo poco claro”. Además, comentó que “(los investigadores) no saben por dónde ingresaron los asesinos al terreno, tampoco cuántas personas fueron... Es increíble que el caso no avance y no haya detenidos, nunca los hubo”. Asimismo, lamentó que “mientras tanto, esta gente sigue caminando por la calle, son asesinos que caminan haciendo lo que quieren”.

Con todo, aseguró que “el fiscal (Martín Almirón, de la UFI Nº 8) es la única persona humana con la que hablamos. Trata desde su lugar de hacer lo mejor”. Y añadió que “al comisario lo sacaron a la semana que pasó esto”.

Alfonso vivía solo desde febrero de 2020. María Eugenia recordó que “antes vivía yo con él, pero como trabajaba en capital y llegaba muy tarde, él me pidió que me mudara más cerca del trabajo”.

“El crimen me dejó helada. Éramos amigos, compañeros. Es un horror imaginar esa escena”

María Eugenia Alfonso,
Hija de la víctima

 

El día anterior a que lo maten hablaron por teléfono. Le dijo que estaba preocupado por la pandemia, por estar solo. Pero el domingo, como siempre, su hermano lo fue a buscar para almorzar porque siempre se juntaban con el resto de la familia. Y, por única vez, no quiso ir. “Tal vez los asesinos no esperaban encontrarlo ahí, no sé”, conjeturó la joven. Su papá “era un laburante” al que “golpearon de una manera terrible y yo no creo que se haya resistido al robo por cómo era”.

La ola de robos que azotó Villa Castells empezó con este homicidio. Hasta entonces, según refirieron los vecinos, el barrio estaba tranquilo. “Se ve que vieron que no pasaba nada y eso les dio el ánimo para ir a robar, siempre con mucha violencia”, remarcó María Eugenia. Y cerró: “Nosotros estamos destruidos, desesperados. Hechos pelota”.

 

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