Golpean a dos mujeres en un robo y huyen con un pedido de disculpas
Edición Impresa | 2 de Febrero de 2021 | 02:24

Tres delincuentes con capuchas, guantes y tapabocas, entraron a robar en una casa de Barrio Jardín ayer por la madrugada y, golpearon a dos de sus moradoras, para luego escapar con dinero en efectivo y diversas pertenencias de la familia. Todavía con la marca de las trompadas y en observación, Cristina (76) y su nieta Ailén (24) conversaron con EL DIA y señalaron que “a pesar de todo estamos tranquilas, porque pudo haber sido peor”. Es que además las ataron y permanecieron cerca de una hora en el interior de la propiedad.
En la zona aseguran que “hay una entradera por semana y muchos motochorros”, aunque hasta el momento no se había registrado un hecho tan violento. “Mirá, mirá cómo me dejaron la cara, casi me matan de lo que me golpearon”, indicó la jubilada, mientras se señalaba el rostro lleno de moretones. Con ella se encontraron primero e intentaron silenciarla con salvajismo.
Las víctimas creen que los ladrones tenían un cuarto cómplice que los aguardaba afuera, a bordo de un vehículo, porque escucharon hablar por teléfono sobre el final del atraco para avisar que era el momento de la fuga.
“NO TENÍAN QUE REACCIONAR”
Los asaltantes “no tenían más de 30 años” e ingresaron luego de arrancar la reja que cubría una ventana, señaló la joven.
Cristina escuchó los ruidos y se despertó, pero no pudo hacer nada: en segundos tuvo a dos de ellos encima suyo y se puso a gritar. Entonces, en la oscuridad, le pegaron hasta que hizo silencio. Fue “con la que más se ensañaron”, confesó su nieta.
Ailén y su madre, que habían oído los gritos, se toparon con la banda en la puerta de la habitación. La chica reaccionó, se abalanzó contra uno y recibió en represalia una piña en el ojo derecho, que le causó dos úlceras. Ya sin respuestas, las damnificadas se calmaron. Y lo propio hicieron los agresores.
Con las tres mujeres reducidas, el ladrón que comandaba las acciones las llevó hasta el comedor y las ató. “No tendrían que haber reaccionado así”, se “disculpó”. En ese momento, la mamá de Ailén se descompuso y hubo que atenderla. Entre la muchacha y un delincuente lograron que se recomponga y el atraco continuó. “Uno me pidió agua, me desataron y le serví. Me preguntó si tenía una PlayStation, faltaba que nos pusiéramos a tomar mate”, reflexionó.
Revisaron todo el inmueble en busca de algo específico: la “plata”.
Según refirió Ailén, “uno quiso llevarse una compu y el que mandaba le dijo ‘no, vinimos a buscar plata’”. Incluso llegaron a pedir dólares, algo que no ninguna atesoraba. En un bolso cargaron dos anillos de oro, relojes y cadenas, los celulares y el dinero que pudieron recolectar, unos 60 mil pesos.
En tanto, el que se quedó con las mujeres se puso a conversar con la joven. “Me tiró onda, me dijo que era ‘linda y buena mina’, que le hubiese gustado conocerme en otras circunstancias...”, detalló.
Cuando estuvieron conformes con lo obtenido les pidieron disculpas a las víctimas y se excusaron por el robo y las piñas. Al huir se llevaron la llave del portón y cortaron el teléfono de línea. “Sabían el manejo de las alarmas vecinales, porque nos pidieron el control. El barrio se puso complicado”, finalizó.
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