Churchill y la “Cortina de acero”

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Ni el político más visionario hubiera imaginado nunca que 75 años después de aquel discurso de Winston Churchill, llamado “Cortina de acero”, pronunciado en Estados Unidos el 5 de marzo de 1946, la ex Unión Soviética sería hoy un puñado de países dispersos, algunos alineados a la órbita de Occidente, si bien Rusia conserva su carácter inalterable de superpotencia.

Churchill, el ex primer ministro británico que vislumbró la llegada al poder del dictador Adolf Hitler, dio dicha arenga en el Westminster College de Fulton, en el Estado de Missouri, bajo la atenta mirada del presidente estadounidense, Harry S. Truman, en el comienzo de la denominada Guerra Fría. “Desde Stettin, en el Báltico, a Trieste, en el Adriático, ha caído sobre el continente una cortina de acero. Tras él se encuentran todas las capitales de los antiguos Estados de Europa central y oriental (...); todas estas famosas ciudades y sus poblaciones y los países en torno a ellas se encuentran en lo que debo llamar la esfera soviética”, afirmó.

Churchill señaló que todos estos países estaban “sometidos, de una manera u otra, no sólo a la influencia soviética, sino a una altísima y, en muchos casos, creciente medida de control por parte de Moscú (...)”.

El expremier británico (1940-1945 y 1951-1955) se encontraba apartado del poder, tras perder las elecciones en 1945 a manos de los laboristas de Clement Attlee, quien comenzó a poner en marcha el llamado Estado del Bienestar británico.

La llamada “Cortina de acero” descripta en aquella oportunidad por Churchill se desmoronó finalmente con la caída del Muro de Berlín en 1989, y la posterior desaparición de la Unión Soviética en 1991.

Pero la autoría de esta definición no pertenece a Churchill sino al escritor ruso Vasili Rozanov, quien la empleó en 1918 con motivo de la revolución bolchevique en su libro “El apocalipsis de nuestro tiempo”.

“Con un ruido, un chasquido y un gruñido, una cortina de hierro ha descendido sobre la historia de Rusia”, señaló Rozanov.

Así los soviéticos intervinieron a “sangre y fuego” cuando hubo desviaciones ideológicas en Hungría en 1956 y en Checoslovaquia en 1968, que luego dieron paso a la creación de la República Checa y Eslovaquia, el primero de enero de 1993.

Entre los 27 países que conforman la Unión Europea (UE), figuran hoy las exrepúblicas soviéticas de Eslovaquia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia y Rumania.

 

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