Más de 7 horas de espera: el "calvario" de una docente para poder hisoparse en La Plata

Las demoras para poder hisoparse tanto en los hospitales públicos como en las clínicas y sanatorios privados de la Región se convirtió en una constante ante el avance de la segunda ola de contagios de coronavirus.

"Gente amontonada en un pasillo sin ventanas y más de siete horas de demora sin agua y con baños fuera del edificio. Eso es lo que se vivió este martes en el Policlínico", relató a este diario una docente platense.

“Estamos saturados”, “Vengan mañana a las 8” y “Tenemos ocho horas de demoras”, también escucharon este martes las personas que tenían síntomas para que desistan de seguir esperando. 

También se quejaron de malos tratos en general además de considerar la sala de espera como un lugar no adecuado para los presuntos afectados por el virus porque “no había ventanas ni circulación de aire”.

 “Desde que ingresé al Hospital la pasé mal. Siempre sentí eso”, dijo Lorena lavorato, una docente que trabaja en una escuela del caso urbano, quien con síntomas, se dirigió este martes al Hospital.

 “Tuve dos entrevistas. La primera con una persona que decía ser voluntaria. Luego con un personal del Hospital. Después una médica que me hizo el test”, explicó.

“Cuando me quejé porque estaba ya con seis horas de espera, una de las trabajadoras me dijo si quiero te saco de la lista y no te hisopan más. La verdad una vergüenza”, explicó a este medio.

“Después, personal que hacía el hisopado de manera periódica salía a la sala de espera y daban mensajes con el fin que la gente se vaya”.

“Estamos saturados. Vengan mañana a las 8 y Tenemos ocho horas de demoras”, fueron algunas de las frases desalentadoras. “Muchos se fastidiaban y se iban. La mayoría tenían cinco o seis horas de espera. El objetivo es que la gente se vaya y la mayoría lo hacía. Yo me quedé porque no les creía”, dijo la mujer oriunda de Parque Sicardi.

“La propia médica nos contaba que desde arriba le mandaban personas a hisoparlas, que además de no estar en la lista ni siquiera tenían síntomas, todo eso mientras había gente que estaba esperando atenderse desde la mañana”, se quejó indignada.

“El lugar de espera era un pasillo sin ningún tipo de ventilación. Es verdad que estábamos distanciados, pero no había ni siquiera un dispenser con agua fría y si tenías que ir al baño debías salir del edificio y muchos tenían miedo de perder el lugar”, dijo Lorena.

“Sinceramente tanto yo, que estuve siete horas de espera, como muchos de los que fuimos hoy nos sentimos muy maltratos. Estoy muy decepcionada con la atención”, dijo la mujer.

“Seguramente en todos los lugares públicos y privados haya mucha gente pero lo que es inadmisible es el maltrato”, se quejó la docente.

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