Gobernadores toman distancia de las restricciones y hay enojo en la Rosada

Alberto F. está molesto porque los mandatarios peronistas desoyeron su pedido de endurecer las medidas contra el Covid

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Cuentan que Alberto Fernández está enojado. Y el destinatario de ese malestar no es sólo Horacio Rodríguez Larreta, porque también hay que anotar en esa lista de apuntados por la Casa Rosada a varios gobernadores, muchos de ellos del propios peronismo.

La furia del Presidente tiene que ver con la “falta de acompañamiento” que, a juicio del Gobierno, tuvieron las medidas de restricción en busca de contener los contagios por parte de las provincias. Dicen los funcionarios, que muchos gobernadores prefirieron mirar para otro lado para evitar pagan un costo político ante sus co provincianos.

“El costo político lo pagamos nosotros mientras los gobernadores miran para otro lado”, decían en las últimas horas uno de los funcionarios cercanos a Alberto Fernández. Y aportaba otra reflexión: “Después van a venir a pedir respiradores y camas de terapia. Pero ahora no hacen nada”.

En el Gobierno pretendían que no sólo Rodríguez Larreta sino también todas las provincias, adoptaran medidas férreas para reducir la circulación. En la Casa Rosada dicen que todos miraron para otro lado.

En el mejor de los casos, las provincias se ajustaron al DNU presidencial que se publicó el último jueves. Pero no dieron ni un paso más.

Cerca de Fernández interpretan que los gobernadores dejaron que el Presidente se hiciera cargo de adoptar las medidas más duras y controvertidas y que sólo apoyaron a la distancia, casi de compromiso.

PRINCIPALES APUNTADOS

En la mira oficial aparecen varios mandatarios, pero hay dos visiblemente apuntados. Uno de ellos es Omar Perotti (Santa Fe), si se quiere, un dirigente cercano al Presidente.

El otro es el cordobés Juan Schiaretti, un histórico en enfrentar decisiones oficiales en especial durante las gestiones de Cristina Kirchner.

De ambos Fernández aguardaba una actitud más lanzada, habida cuenta de que en esas dos provincias los contagios vienen aumentando en forma sostenida.

En forma concreta y taxativa, el jefe de Estado pidió la adhesión de los gobernadores a sus medidas pero recibió solo el apoyo de Axel Kicillof. El bonaerense que, incluso, el mayor promotor del endurecimiento de las restricciones.

Enojado por esa actitud de la mayoría de los mandatarios, decidió endurecer las medidas casi en soledad: sólo consultó con Kicillof.

Fue así que la mayoría de los mandatarios se enteró por televisión. Cuando Fernández les dijo: “Espero que los gobernadores entiendan que deben acompañarme en este momento difícil y lo hagan”, se anoticiaban de las nuevas medidas al mismo tiempo que el resto de la ciudadanía.

“Debería haber hablado en privado con los gobernadores. Era previsible que no acepten cerrar las aulas”, evaluó un dirigente cercano a un mandatario que integra la liga de gobernadores peronistas.

De todos los gobernadores, sólo Kicillof se adhirió a las medidas. Unos días antes Raúl Jalil, gobernador de Catamarca, había decidido suspender la presencialidad de las clases.

Pero en el resto de las provincias se mantuvieron las restricciones que ya venían. No se endurecieron.

Fuego amigo

En la Rosada esperaban acaso la reacción negativa de Rodríguez Larreta. Pero no contaban con el fuego amigo.

“Tomó la decisión porque nadie la quería tomar. Le decían títere de Cristina, ahora también lo cuestionan porque decide solo”, se quejaban en las últimas horas cerca del Presidente.

Los gobernadores, por su parte, se quejan de los mismo que Larreta: que nadie los consultó. Dicen que no los llamó nadie del Gobierno: ni el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, ni el propio Presidente. “Antes había un zoom y discutíamos las cosas. Ahora se encerraron. En ese mensaje grabado Alberto se peleó con todo el mundo”, retrucaban desde las provincias ante el enojo presidencial.

En términos políticos, la decisión inconsulta del Presidente lo recuesta aún más sobre el núcleo duro kirchnerista, que era el que venía reclamando medidas más duras.

Esa usina trabajaba a full desde los despachos de la provincia de Buenos Aires. Por eso Kicillof fue el único en salir rápido a apoyar las medidas que adoptó Alberto Fernández.

 

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