En pandemia y con frío hay vecinos que sufren por la falta de agua en los barrios
Edición Impresa | 19 de Mayo de 2021 | 04:09

Una nota publicada ayer en este diario ofreció información sobre la seguidilla de cortes de agua en distintos barrios de La Plata. Los habitantes de esos sectores dieron elocuentes testimonios sobre las penurias que atraviesan sin recibir una gota de agua en las canillas de sus domicilios, en una situación que, además, se ve agravada por presentarse en medio del auge de contagios de Covid-19, una de cuyas más recomendadas fórmulas de prevención pasa por el frecuente lavado de manos y la higiene personal, sin desmedro de las demás prestaciones que el servicio debe ofrecer en todo hogar, para beber, lavar o cocinar.
Otra referencia, si se quiere contrastante, tiene que ver con la época del año en que se presentan estas falencias en el suministro. Se adujo en muchas ocasiones que la falta de agua se registraba en la temporada veraniega, por el natural crecimiento de la demanda debida al calor reinante. Sin embargo, en estos días se suceden temperaturas muy frías y el servicio se ve igualmente resentido.
Asimismo, no pocos vecinos exhiben otra suerte de paradoja, consistente en que mientras sus hogares no reciben una gota de agua, en sus barrios existen pérdidas cuantiosas en las cañerías de distribución, por roturas u otras causas, en situaciones que se registran desde hace mucho tiempo, sin que se proceda a reparar esas averías.
Se conocieron protestas provenientes de 120 y 77, así como de 78 bis entre 8 y 9, 62 entre 28 y 29 y de las zonas también densamente pobladas de plaza Brandsen y del barrio del Cementerio. La mayoría dijo haber reclamado por la falta de agua en sus domicilios ante ABSA en numerosas oportunidades, a la Defensoría del Pueblo y a otros organismos públicos para dejar constancia del problema que padecen.
Se trata de una historia que se reitera año tras año casi sin matices. Una somera revisión de los testimonios vecinales y de las crónicas permite comprobar que la escasez de agua se presentó en las últimas cuatro décadas y aún más, sin que en ese lapso se haya logrado poner en valor la planta de captación de agua en Punta Lara, las redes de pozos extractores y las cañerías de distribución domiciliaria. Pasan los años y las administraciones, las promesas de obras se reiteran y lo único comprobado es que el agua sigue faltando.
Puede también hablarse de un proceso prolongado de desinversiones, durante cuyo transcurso muchos fueron señalando lo negativo de ese proceso y que, a la corta o a la larga, desembocaría en fallas estructurales de todo el sistema de captación, depuración y distribución del agua domiciliaria. Sin embargo, tales razones no justifican en modo alguno las penurias que deben enfrentar los usuarios y, en todo caso, habría que volcar recursos de una buena vez para revertir las deficiencias.
Tanto la empresa abastecedora de agua como el ente de contralor debieran tomar conciencia de que la población se encuentra con un servicio que resulta deficitario, en una situación que, año tras año, se ve acentuada por los crecimientos demográfico y urbanístico. La única respuesta aceptable que merecen los vecinos es que medie una reforma integral y modernizadora de las estructuras de extracción y distribución del agua, hasta llegarse a un suministro confiable, suficiente y sin interrupciones.
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