Denuncian que las “cíber estafas” también pueden empezar a través de una red social

Según una presentación judicial, a través de una cuenta de Instagram “hackeada” se simuló una oferta de dólares

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En lo que aparece como una nueva variante de las estafas con soporte electrónico, ahora habría una banda especializada en engaños que tienen como punto de partida la intrusión en cuentas de en una red social.

Según informó el abogado Marcelo Szelagowski, la práctica que ya golpeó a un vecino de Ensenada sería así: los cíber delincuentes hackean una cuenta de Instagram de una persona y como si fuese ella, ofrecen negocios a todos los contactos, que van desde la venta de muebles hasta de moneda extranjera.

Szelagowski presentó ante la Justicia una denuncia según la cual fue afectado en varios cientos de miles de pesos su cliente, M. A.. Se señaló que el lunes pasado, a media mañana, el hijo del denunciante, recibió a través de Instagram un mensaje que presuntamente provenía de una amiga suya, en el que ofrecía venderle 3.000 dólares.

Así, el hombre aceptó la compra de la moneda extranjera que había recibido su hijo.

DE CONFIANZA

Hasta ahí, nada que sospechar, ya que la oferta venía de una persona de confianza y con quien el joven mantiene una sólida amistad.

Al rato, la supuesta amiga le informó también por “Instagram” que debía realizar el depósito a determinado CBU correspondiente al Banco Santander Río, se detalló en la denuncia.

Siempre según esa presentación, la persona que se hacía pasar por la amiga del hijo, le informó que luego de la transferencia le entregarían los dólares.

Sin embargo, antes de transferir el dinero al CBU indicado, descubrió que la cuenta a la que mandaría la suma en pesos figura a nombre de un hombre.

Ante ese dato, el comprador se comunicó por la red de mensajería WhatsApp con el número que aparecía en el Instagram de la amiga del hijo.

Allí -se indicó-, aparece la foto de uno de los hijos de la mujer. A la consulta sobre el por qué del envío a una cuenta que no era de ella se le respondió que “era un pariente”, se relató en la denuncia.

Es así que el denunciante se dispuso a transferir la plata. El primer envío, se puntualizó en la denuncia, con un monto de 300.000 pesos y el segundo con otros 100.000 pesos.

Una vez realizada la operatoria el denunciante envió un mensaje de texto a través de WhatsApp avisando sobre la transacción a la supuesta destinataria. Le contestaron que “no había caído” la transferencia, se expresó en la presentación judicial.

Seguidamente intentó por todos los medios comunicarse con ella, ya que no respondía ni los mensajes ni las llamadas telefónicas.

Unas horas más tarde, el damnificado logró hablar con la amiga de su hijo, quien aseguró “que la semana pasada le habían hackeado su cuenta en diferentes redes sociales”. También comentó que personalmente se encargó de hacer una denuncia penal.

De esta forma, se sospecha que las transferencias realizadas cerraron el círculo de la estafa que empezó con el “hackeo” del perfil de Instagram de la mujer. Así, se quedaron con las transferencias por un total de 400.000 pesos.

Szelagowski, que lleva numerosas causas de cíber delitos, explicó que “se trata de una nueva modalidad de estafa pero que está contemplado en el artículo 172 del Código Penal donde señala que ‘Será reprimido con prisión de un mes a seis años, el que defraudare a otro con nombre supuesto, calidad simulada, falsos títulos, influencia mentida, abuso de confianza o aparentando bienes, crédito, comisión, empresa o negociación o valiéndose de cualquier otro ardid o engaño.’”

 

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